Monday, November 03, 2008

 
Odio sagrado: La homosexualidad en los países musulmanes


La mayoría de los países musulmanes consideran ilegales las relaciones homosexuales. Los siete países que imponen la pena de muerte para las personas culpables de actos homosexuales, justifican este castigo basándose en la Shari'a. Sin embargo, la cultura no está siempre "contra nosotros y hay ejemplos positivos de relaciones homosexuales detectadas en diferentes culturas musulmanas", escribe Anissa Helie.
Nací y crecí en Argel, de padre francés y madre argelina. El tener acceso a ambas culturas me hizo darme cuenta pronto de que tanto el racismo como el sexismo eran dominantes a ambos lados del Mediterráneo. Me llevó algunos años más llegar a la conclusión de que la homofobia estaba igual de extendida.
Amnistía Internacional registra al menos 83 países donde la homosexualidad está condenada explícitamente en el código criminal. Veintiséis de ellos son musulmanes. Esto significa que la mayoría de países musulmanes, incluyendo los supuestamente “liberales” como Túnez así como las dictaduras como Sudán, penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. Los siete países que castigan con pena de muerte a las personas supuestamente culpables de actos homosexuales justifican este castigo con la Shari'a, o la interpretación clásica de la jurisprudencia musulmana. Aunque no se aplica siempre, la existencia de la pena de muerte hace que las minorías sexuales sean extremadamente vulnerables.
El estado no es el único que practica la represión. Las comunidades y las familias tienen su parte en la función. En Indonesia, por ejemplo, la homosexualidad no es ilegal, pero en 1998 la “milicia musulmana” lanzó una campaña anti-gay sobre la isla de Mindanao durante la cual los homosexuales musulmanes fueron aterrorizados, golpeados y se les obligó a marcharse o ser castrados.
Jordania tampoco considera específicamente ilegal la homosexualidad. Pero eso no evitó que cuatro jordanos intentaran secuestrar el año pasado a una pariente lesbiana de 23 años que estudiaba en los EEUU, golpeándola e intentando meterla por la fuerza en un avión de vuelta a Jordania. La policía estadounidense actuó rápidamente y acudió a su rescate, pero este resultado suele ser la excepción en lugar de la regla. La violencia, el acoso, la persecución y los asesinatos extrajudiciales o de “vergüenza” son comunes.

Sexo y tradición

A pesar de tales obstáculos y hostilidades, las relaciones homosexuales tienen lugar, incluso en los países más represivos. Como un investigador del Golfo declaró a la Conferencia Panarábica de Sexualidad celebrada en Oxford en junio de 2000: "En la prisión, la homosexualidad es la norma. Arabia Saudí es tan solo una enorme prisión". A veces, la propia segregación sexual permite la intimidad entre personas del mismo sexo sin que sea considerado como anormal. Mientras se mantenga un perfil bajo, tales comportamientos suelen desarrollarse sin sufrir ataques.
Esto es cierto para ambos sexos. Para las mujeres, los patrones culturales pueden permitir oportunidades especiales para la intimidad: es aceptable compartir la cama con una prima, tu mejor amiga… Y las tradicionales ceremonias exclusivamente femeninas permiten a las lesbianas tener contactos regulares con otras mujeres.
La cultura no está, por tanto, siempre en nuestra contra y hay ejemplos positivos de relaciones homosexuales detectadas en diferentes culturas musulmanas. La invisibilidad no es un recurso indispensable. Por ejemplo, en algunos teatros ambulantes tradicionales y grupos musicales en Pakistán, el hombre joven que hace papeles femeninos vive a veces como pareja con el líder del grupo. Entre tales comunidades, las parejas masculinas pueden vivir relaciones amorosas muy abiertamente.
Hay también un corpus completo de poesía en la literatura Urdu y local que se basa claramente en el amor masculino, yaari. Pero por muy positivos que sean tales ejemplos, no deberían hacernos olvidar que la homofobia está presente, así como sistemáticamente promovida por las fuerzas conservadoras por todas partes.

Manipulación conservadora

El Corán establece claramente que la homosexualidad es injusta, antinatural, transgresora, ignorante, criminal y corrupta ", declara el Jamaat-e-Islami, un partido político-religioso de extrema derecha pakistaní. Sin embargo, el Corán está lejos de ser claro sobre el asunto y la controversia sobre la posición del Islam y la homosexualidad sigue vigente. Para algunas personas, la homosexualidad es "ilícita" en el Islam; para otros, el Corán no condena claramente los actos homosexuales.
La única referencia real a la homosexualidad en el Corán se puede encontrar en las referencias a Sodoma y Gomorra. Mientras que el duro castigo infligido a la población de Sodoma y Gomorra en los tiempos del profeta Lot es para algunas personas una prueba clara de que Alá quería erradicar la práctica homosexual, otros alegan que no hay un castigo específico para la homosexualidad. La población de Sodoma fue castigada por "hacerlo todo Insisten éstos en que no es el Corán el que condena a los homosexuales sino más bien la cultura homofóbica la que prevalece en las sociedades musulmanas.
En la vanguardia de la represión están los denominados "fundamentalistas religiosos". Pero en la Red de Mujeres que Viven Bajo las Leyes Musulmanas a la que pertenezco, mantenemos que el "fundamentalismo" no es un regreso a los "fundamentos" de ninguna religión dada. Creemos que los "fundamentalistas" son fuerzas políticas de extrema derecha que quieren obtener o mantener el poder político a través de la manipulación de la religión y las creencias religiosas, así como otras identidades étnicas o culturales. Y el aumento del "fundamentalismo" es un fenómeno global que afecta no sólo al Islam sino a todas las grandes religiones.
También hay una fuerte conexión entre los asaltos fundamentalistas homofóbicos y aquellos dirigidos contra las mujeres que no se "comportan", quienes pueden ser solteras o estar viviendo solas. Los líderes religiosos extremistas y sus seguidores centran su objetivo en las minorías sexuales y las mujeres. Dirigen su ofensiva contra los homosexuales así como a otros que traspasan las fronteras del comportamiento “aceptable”. La misma retórica se usa para justificar la represión contra los homosexuales, las feministas o las “diferentes” mujeres – que son todas denunciadas sistemáticamente como no musulmanas, no indígenas, etc. Es siempre a través de la manipulación de las identidades religiosas, nacionales o culturales que se legitima la violencia.
Tanto los líderes extremistas religiosos como los representantes del estado son susceptibles de demonizar a las minorías sexuales, a menudo como un medio de distraer la atención de las crisis económicas o las controversias políticas. De hecho, la incitación al odio y las manifestaciones homofóbicas aumentan en lugares donde la agenda política local se ve más afectada por las crecientes fuerzas fundamentalistas.
Por ejemplo, una de las primeras víctimas de los fundamentalistas argelinos fue Jean Senac, un poeta homosexual asesinado a principios de los ochenta. También en Argelia, Oum Ali, una mujer soltera que vivía sola con sus hijos en la sureña ciudad de Ouargla, fue apedreada y su casa quemada en 1989, incendio que mató a su hijo menor. Estos dos incidentes sucedieron mucho antes del comienzo "oficial" del conflicto y revelan la falsedad de las declaraciones de los fundamentalistas argelinos de que sólo recurrieron a la violencia en 1992 después de que se les robara la victoria en las elecciones a manos del gobierno. De hecho, fijaron sus miras tanto en los homosexuales como en las mujeres anteriormente – pero a penas había alguien para responder por tales "víctimas de segunda clase".

Aunando fuerzas

¿Por qué reciben la sexualidad y la conformidad sexual tanta atención por parte de las fuerzas fundamentalistas? Una posible respuesta es que cuando la gente ejerce una elección individual parece como un desafío: la autonomía - especialmente en las mujeres – se considera una amenaza.
Es interesante destacar que en siglos pasados los árabes atribuían la conducta homosexual a la mala influencia de los persas. Hoy en día, la historia se repite, aunque los personajes cambien – la homosexualidad es denunciada actualmente como una “enfermedad occidental”. En junio de 2000, el ministro de Exteriores malayo, Syed Hamid Albar, declaró que la homosexualidad iba "contra la naturaleza" y – en respuesta a un llamamiento de Human Rights Watch para retirar la ley de sodomía de Malasia – insistió en que: "No podemos enmendar las leyes del país sólo por llamamientos externos".
Ya no es tan solo un fenómeno local o nacional, el fundamentalismo ha adoptado una dimensión global. Líderes religiosos extremistas de diversos credos se están uniendo para oponerse a los derechos sexuales. Al "cerrar filas", coaliciones de cristianos, musulmanes y otros fundamentalistas influyen sobre la agenda internacional. Observamos los efectos de tales alianzas en los derechos de reproducción de la mujer en la Conferencia de Población y Desarrollo de 1994 en El Cairo. Tales alianzas bloquearon también el reconocimiento de los derechos de las lesbianas tanto en la Conferencia Mundial de la Mujer de 1995 celebrada en Beijing como en la revisión de la Plataforma de Acción de Beijing en junio de 2000.
Por supuesto, coaliciones similares influyen en las agendas políticas locales. Gran Bretaña, por ejemplo, un país laico con una minoría musulmana extremista muy activa. Recientemente se formó una alianza cristiano-musulmana para oponerse a la eliminación de la Sección 28 – una ley introducida en 1988 que prohíbe la “promoción” de la homosexualidad en los colegios como una "supuesta relación familiar".
En una conferencia en mayo de 2000, el portavoz religioso Dr Majid Katme declaró que el "lesbianismo se está extendiendo como la ira en la sociedad. Tenemos que vacunar a nuestros niños contra esta enfermedad". En esta consideración recibe el apoyo de Sheikh Sharkhawy – un sacerdote en la prestigiosa y céntrica mezquita londinense de Regent's Park – quien públicamente aboga por la ejecución de los gays con más de diez años y la cadena perpetua para las lesbianas.
Al menos tan preocupante es el apoyo de políticos fundamentalistas del denominado "occidente libre". La ayuda aportada por países que supuestamente defienden la democracia no es un fenómeno nuevo. Khomeini residió en Francia por varios meses en 1978, antes de volver a Irán a dirigir la revolución "islámica". En Afganistán, la CIA no sólo entrenó a los talibanes, sino que también "admitió haber llevado a 25.000 voluntarios árabes a luchar contra el ejército rojo". Incidentalmente, ambos países - Irán y Afganistán castigan actualmente la homosexualidad con la muerte.
¿Qué nos enseña esto? Primero, que la hipocresía de la mayoría de los líderes políticos no conoce límites: su siempre cambiante definición de "fundamentalismo" les permite volverse contra los aliados de ayer con los que nunca deberían haberse comprometido en primer lugar. Segundo, es obvio que las preocupaciones económicas y geoestratégicas prevalecen siempre. Sólo podemos lamentar que haya tan pocos aliados a nivel internacional que están dispuestos a comprometer sus intereses para defender los derechos de las mujeres y las minorías sexuales.

Estrategias de resistencia

A pesar del amenazador medio ambiente, las minorías sexuales se están organizando y se están volviendo cada vez más visibles en los países y las comunidades musulmanas. Por ejemplo, se realizan muchas investigaciones para interpretar los textos religiosos. El Corán se reexamina por teólogos y creyentes homosexuales o partidarios para romper el monopolio de la interpretación masculina homofóbica. Para contrarrestar el estereotipo de la homosexualidad como una influencia extranjera, otros reclaman la literatura homérica.
Otro ejemplo positivo se encuentra en el Líbano, donde la homosexualidad es ilegal, pero donde un popular programa semanal de televisión (Al Shater Yahki) se ha venido centrando en la sexualidad desde 1997 e incluye voces homosexuales. El hecho de que hablen detrás de mascaras da una medida del riesgo que supone.
Sin embargo, se están estableciendo nuevas asociaciones de solidaridad (ver arriba). Estas organizaciones están localizadas a menudo, por motivos obvios de seguridad, fuera de los países musulmanes. La mayoría de ellas, sin embargo, conectan ya sea con individuos, ya sea con grupos dentro de los países musulmanes. Aunque su motivación sea solo política, social o religiosa, estas organizaciones tienen como objetivo el romper el aislamiento al que se enfrentan las minorías sexuales. En los países y las comunidades musulmanas, las minorías sexuales acaban tan sólo de empezar a hablar. Las amenazas de violencia y las acusaciones de traición a la cultura y la religión propia han desanimado a muchos a la hora de hacerse oír públicamente. No obstante, cada vez más personas están rechazando la idea de que la violencia contra la diversidad sexual es "una sanción divina”

Fuente: AfrolNews
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