Friday, November 11, 2005
El beso de la mujer araña
Para cuando se publicó El beso de la mujer araña (1976), el deslumbramiento del boom iberoamericano ya había tenido lugar. Ya habían causado su efecto el realismo mágico de García Márquez, el barroquismo de Carpentier y los juegos y experimentalismos de Cortázar.
La lección de Puig era otra. Una narrativa más directa, enamorada de los recursos orales a los que homenajeaba, la cotideanidad, la cultura popular (el cine, sobre todo) y un mundo de sentimientos más amplio. Que el protagonista, digamos el personaje positivo, no fuera el preso político, sino el homosexual; que fuera éste, en cierto modo, el pigmalión del otro y no al revés, era toda una declaración de principios que no podía ser más elocuente. El beso de la mujer araña le ganó a Manuel Puig, conocido ya por títulos como La traición de Rita Hayworth o Boquitas pintadas, un lugar en el corazón de los lectores españoles. Muchas cosas cambiaron en aquel 1976.