Sunday, January 29, 2006
Entrevista con Genet
Ésta es una de las pocas entrevistas que concedió el autor de El balcón, que entonces tenía 53 años y se interesaba cada vez más por los movimientos de protesta en los Estados Unidos. La entrevista, que la revista Playboy decidió no atribuir a ningún colaborador, tuvo lugar en París, en uno de los escenarios favoritos de Genet, un barato cuarto de hotel, donde no tenía otras pertenencias que unas hojas de papel y un paquete de tabaco oscuro.
¿Se propuso convertirse en homosexual, traidor, bandido y cobarde, del mismo modo en que decidió publicitarse como tal?
No me lo "propuse". No tomé ninguna decisión. Si empecé a robar fue porque tenía hambre. Después tuve que justificar ese acto, tuve que aceptarlo. En cuanto a ser homosexual, no podría decirle por qué lo soy. No sé nada acerca de ello. ¿Acaso uno sabe por qué es homosexual? ¿Acaso alguien sabe por qué alguien más elige una cierta posición para hacer el amor en la cama? La homosexualidad, por decirlo de alguna manera, es algo que me fue dado, como el color de mis ojos, o el tamaño de pies que tengo. En mi infancia estaba consciente de que me atraían los niños. Sólo después de experimentar esa atracción "decidí", elegí libremente mi homosexualidad, en el sentido sartreano de la palabra "elegir". Para decirlo de un modo más sencillo: tuve que soportarlo, aceptarlo, aunque sabía que estaba condenado por la sociedad.
¿Alguna vez ha sentido interés por las mujeres?
Sí, me han interesado cuatro: la Virgen María, Juana de Arco, María Antonieta y Madame Curie.
Nos referimos a un interés sexual.
No, jamás.
¿Le importaría ahondar en esto?
No, estoy completamente dispuesto. Me gusta el tema. Estoy consciente de que ahora la homosexualidad es algo que se ve de manera favorable en los círculos seudoartísticos. Pero todavía es algo que la burguesía reprueba. Yo le debo mucho al hecho de ser homosexual. Si quiere considerarlo como una maldición es asunto suyo, pero yo lo considero una bendición.
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