Saturday, March 18, 2006
Reconocimiento a uniones de parejas del mismo sexo, necesidad democrática, señala sociólogo francés Reconocimiento a uniones de parejas del mismo sexo, necesidad democrática, señala sociólogo francés.
La elección que activistas gays de diversas partes del mundo hacen entre los términos unión civil o matrimonio entre personas del mismo sexo para demandar igualdad jurídica, debe responder a una estrategia que tome en cuenta factores como el contexto político, tiempo y lugar, externó Eric Fassin, sociólogo y profesor de la Escuela Normal Superior de París, Francia.
Al impartir la conferencia Democracia sexual, psicoanálisis y biopoder, el académico indicó que quienes abogan por la unión civil lo hacen por razones tácticas para evitar choques sociales, aunque también responde a la necesidad de idear nuevas formas de conceptualizar el matrimonio.
En contraste, los gays y lesbianas que pugnan por el matrimonio homosexual, buscan “naturalizarlo y normalizarlo” para que socialmente sea aceptado, dijo Fassin a quienes acudieron a escucharlo en la Casa del Poeta Ramón López Velarde. Agregó que el matrimonio homosexual constituye una “forma colectiva de salir del clóset”, aunado a que se trata de un tema muy importante para hablar acerca de la libertad, pues también implica la libertad de no casarse.
El activismo a favor del reconocimiento legal a parejas del mismo sexo se inscribe dentro de la democracia sexual que, de acuerdo con Fassin, consiste en llevar la discusión democrática al ámbito de lo privado, por el peso que tiene en la esfera pública. Dentro de la democracia sexual es posible establecer un equilibrio entre igualdad y libertad –las principales aspiraciones democráticas‑ dentro de las relaciones: “ni la libertad ni la igualdad quedan fijadas de una vez por todas, de acuerdo a alguna definición trascendente. Estos valores cobran sentido de manera inmanente en los contextos que actúan y en la práctica”.
En ese sentido, el profesor de la Escuela Normal Superior de París también alertó sobre la posibilidad de que la democracia sexual se convierta en un “un arma de doble filo” que pueda ser empleada no sólo para luchar a favor de los valores más progresistas sino para imponer el dominio de los valores occidentales.
En torno a las legislaciones de España y Holanda, las cuales legalizan el matrimonio entre gays y lesbianas, Eric Fassin, se refirió al “rezago” experimentado por la ley francesa, que hasta el momento sólo contempla el Pacto de Solidaridad Civil, figura jurídica similar a la Ley de Sociedades de Convivencia que activistas gays han impulsado en la Ciudad de México.
“Francia ha quedado totalmente rezagada, la izquierda que ha gobernado al país por años no se ha caracterizado por ser progresista, sobre todo porque en 1981, año en que la izquierda llegó al poder, decidió romper con sus ideas utópicas. El problema comienza cuando los hombres de izquierda dejan de creer en la revolución y se vuelven realistas”, externó.