Wednesday, May 24, 2006
LA IDENTIDAD GAY COMO IDENTIDAD SOCIAL
Como hemos podido vislumbrar, a lo largo de cierto tiempo de estudios, la sexualidad lo mismo se trate de heterosexualidad que de homosexualidad, no es ningún paraíso del que podemos disfrutar como si gozáramos de un despreocupado estado de inocencia y plenitud, sino un campo de conflictividad. Conflictividad que abre un camino: la investigación sobre las formaciones del deseo.También es importante destacar la importancia de la mirada social sobre la homosexualidad. No cabe duda que la actual actitud clasificadora y discriminante de la sociedad viene a proponer imágenes con las que identificarse de manera rígida que, justamente el movimiento gay debe esforzarse en subvertir.Así es que creemos necesario plantear: 1. que no hay un deseo homosexual universal; 2 que tampoco hay un deseo homosexual constitutivo para un colectivo minoritario; 3. que la búsqueda del placer mediante comportamientos homosexuales constituye una posibilidad humana, una variante, uno de los resultados previsibles de la dialéctica del deseo humano, en la medida en qué este se proyecta en la búsqueda de placer como contradistinto de la mera satisfacción, del instinto reproductor.Como por otra parte el resultado del proceso en que se forja la identidad del individuo se halla mediatizado por los avatares de una historia estrictamente personal y filtrado por la respectiva estructuración imaginaria de los así- llamados «fantasmas» sexuales propios de: cada uno/a, se puede anticipar que ni siquiera en un colectivo como puede serlo el de EHGAM nos será dado encontrar algo que responda al nombre de «homosexualidad» como una dimensión totalmente homogénea en si misma Y contrapuesta a la heterosexualidad. Habría que hablar si es el caso de «homosexualidades»: de variantes en diferente grado de algo tan fundamentalmente básico e indiferenciado como puede ser el deseo humano, que se refracta en diversidad de expresiones al proyectarse en la búsqueda del placer.O tal vez, de meras «prácticas» homosexuales dentro de una muy variada gama de preferencias.La pregunta que surge entonces -y que constituye desde un principio el inicio de éste y muchos otros trabajos- se puede realizar en los siguientes términos: ¿Sobre que se basa entonces nuestra identidad gay? ¿donde radica el sentido de un movimiento como EHGAM? ¿qué objetivos y tareas definen y justifican su existencia en nuestra sociedad contemporáneaLa respuesta a la cuestión podría buscarse en la dirección siguiente: se expresa una identidad social gay, que sería la consecuencia, relativamente reciente de una opresión secular que, debido a la profundidad de sus raíces, continúa existiendo en la actualidad. Lo mismo que la identidad de un pueblo no tiene por que radicar en constitutivos raciales individuales y sin embargo es algo que existe y se expresa mediante configuraciones de tipo psicosocial e institucional surgida de la reacción solidaria frente a comunes vicisitudes históricas pero que ante todo se expresa mediante una común voluntad a lo largo del tiempo que se prefija unas metas como prolongación de lo que tiene conciencia de haber sido, otro tanto puede suceder con la identidad gay. Dicha identidad se reconocería en muchos de los rasgos a que han configurado a la llamada subcultura gay como reacción de aquellas personas que se han, sentido marginadas por el hecho de hacer suyas determinadas prácticas y haber asumido determinadas prácticas afectivas; tendría como aglutinante nuestra común respuesta a una tradición de opresión; proseguiría funcionando como mecanismo de defensa y también de afirmación en el interior de un dispositivo estratégico destinado a hacer frente a la opresión social que perdura afectando a nutridas «minorías» y a toda la sociedad hace sufrir las consecuencias de una educación castrante de la que deriva la amputación de importantes dimensiones humanas que requieren libertad para desarrollarse; se caracterizaría, en particular, por su actitud afirmativa frente al deseo homosexual en toda su amplitud reivindicándolo y asumiéndolo en su carácter positivo y enriquecedor, tanto para los individuos como para el conjunto de la sociedad; nos llevaría a considerarnos aliados naturales de aquellos otros movimientos alternativos que trata de arrancar espacios de libertad al poder siempre tentado al totalitarismo, en beneficio de individuos y grupos cuyas características puede el sistema percibir como amenazadoras, pero cuyo crecimiento acredita como el sistema tiene capacidad de adaptarse a ellos, y a su vez de redimensionarles de nuevo sus espacios, creándose una actitud de bloqueo y atasco en ellos. Viéndonos todos en la necesidad de abrir esta autocrítica y análisis de los movimientos de cara a nuestras teorías y praxis, sean lo mas coherentes en el sentido de la libertad.Por afinidad con el anterior punto de vista, a los movimientos gays les tocaría reflexionar sobre quienes pueden ser y de hecho son, sus auténticos aliados políticos. Pues pasó ya el tiempo en que el primer quehacer para todos les grupos de liberación, fuesen gays o no, consistía en desmantelar la dictadura como paso previo para cualquier otra cosa. A su vez también, tendríamos que replantearnos con lo anteriormente expuesto, sí nuestras estrategias y tácticas son validas» dentro del contexto de la liberación del deseo gay o tendríamos que ir hacia un movimiento de liberación sexual donde nosotros/as trataríamos de «ser gay para dejar de serlo’’, y ser personas que tienen DESEOS. Fuente: La Brújula Queer
Imagem: Jean Claude Gagnon
Como hemos podido vislumbrar, a lo largo de cierto tiempo de estudios, la sexualidad lo mismo se trate de heterosexualidad que de homosexualidad, no es ningún paraíso del que podemos disfrutar como si gozáramos de un despreocupado estado de inocencia y plenitud, sino un campo de conflictividad. Conflictividad que abre un camino: la investigación sobre las formaciones del deseo.También es importante destacar la importancia de la mirada social sobre la homosexualidad. No cabe duda que la actual actitud clasificadora y discriminante de la sociedad viene a proponer imágenes con las que identificarse de manera rígida que, justamente el movimiento gay debe esforzarse en subvertir.Así es que creemos necesario plantear: 1. que no hay un deseo homosexual universal; 2 que tampoco hay un deseo homosexual constitutivo para un colectivo minoritario; 3. que la búsqueda del placer mediante comportamientos homosexuales constituye una posibilidad humana, una variante, uno de los resultados previsibles de la dialéctica del deseo humano, en la medida en qué este se proyecta en la búsqueda de placer como contradistinto de la mera satisfacción, del instinto reproductor.Como por otra parte el resultado del proceso en que se forja la identidad del individuo se halla mediatizado por los avatares de una historia estrictamente personal y filtrado por la respectiva estructuración imaginaria de los así- llamados «fantasmas» sexuales propios de: cada uno/a, se puede anticipar que ni siquiera en un colectivo como puede serlo el de EHGAM nos será dado encontrar algo que responda al nombre de «homosexualidad» como una dimensión totalmente homogénea en si misma Y contrapuesta a la heterosexualidad. Habría que hablar si es el caso de «homosexualidades»: de variantes en diferente grado de algo tan fundamentalmente básico e indiferenciado como puede ser el deseo humano, que se refracta en diversidad de expresiones al proyectarse en la búsqueda del placer.O tal vez, de meras «prácticas» homosexuales dentro de una muy variada gama de preferencias.La pregunta que surge entonces -y que constituye desde un principio el inicio de éste y muchos otros trabajos- se puede realizar en los siguientes términos: ¿Sobre que se basa entonces nuestra identidad gay? ¿donde radica el sentido de un movimiento como EHGAM? ¿qué objetivos y tareas definen y justifican su existencia en nuestra sociedad contemporáneaLa respuesta a la cuestión podría buscarse en la dirección siguiente: se expresa una identidad social gay, que sería la consecuencia, relativamente reciente de una opresión secular que, debido a la profundidad de sus raíces, continúa existiendo en la actualidad. Lo mismo que la identidad de un pueblo no tiene por que radicar en constitutivos raciales individuales y sin embargo es algo que existe y se expresa mediante configuraciones de tipo psicosocial e institucional surgida de la reacción solidaria frente a comunes vicisitudes históricas pero que ante todo se expresa mediante una común voluntad a lo largo del tiempo que se prefija unas metas como prolongación de lo que tiene conciencia de haber sido, otro tanto puede suceder con la identidad gay. Dicha identidad se reconocería en muchos de los rasgos a que han configurado a la llamada subcultura gay como reacción de aquellas personas que se han, sentido marginadas por el hecho de hacer suyas determinadas prácticas y haber asumido determinadas prácticas afectivas; tendría como aglutinante nuestra común respuesta a una tradición de opresión; proseguiría funcionando como mecanismo de defensa y también de afirmación en el interior de un dispositivo estratégico destinado a hacer frente a la opresión social que perdura afectando a nutridas «minorías» y a toda la sociedad hace sufrir las consecuencias de una educación castrante de la que deriva la amputación de importantes dimensiones humanas que requieren libertad para desarrollarse; se caracterizaría, en particular, por su actitud afirmativa frente al deseo homosexual en toda su amplitud reivindicándolo y asumiéndolo en su carácter positivo y enriquecedor, tanto para los individuos como para el conjunto de la sociedad; nos llevaría a considerarnos aliados naturales de aquellos otros movimientos alternativos que trata de arrancar espacios de libertad al poder siempre tentado al totalitarismo, en beneficio de individuos y grupos cuyas características puede el sistema percibir como amenazadoras, pero cuyo crecimiento acredita como el sistema tiene capacidad de adaptarse a ellos, y a su vez de redimensionarles de nuevo sus espacios, creándose una actitud de bloqueo y atasco en ellos. Viéndonos todos en la necesidad de abrir esta autocrítica y análisis de los movimientos de cara a nuestras teorías y praxis, sean lo mas coherentes en el sentido de la libertad.Por afinidad con el anterior punto de vista, a los movimientos gays les tocaría reflexionar sobre quienes pueden ser y de hecho son, sus auténticos aliados políticos. Pues pasó ya el tiempo en que el primer quehacer para todos les grupos de liberación, fuesen gays o no, consistía en desmantelar la dictadura como paso previo para cualquier otra cosa. A su vez también, tendríamos que replantearnos con lo anteriormente expuesto, sí nuestras estrategias y tácticas son validas» dentro del contexto de la liberación del deseo gay o tendríamos que ir hacia un movimiento de liberación sexual donde nosotros/as trataríamos de «ser gay para dejar de serlo’’, y ser personas que tienen DESEOS. Fuente: La Brújula Queer
Imagem: Jean Claude Gagnon