Friday, June 02, 2006
Sida y homofobia
El 17 de mayo fue el día contra la homofobia. Por extensión podíamos decir que fue también el día contra la lesbofobia y contra la transfobia. Pero si se fuera riguroso debíamos hablar del día contra la norma heterosexual, la norma que necesita excluir y minorizar todas las demás practicas sexuales, y las relaciones y afectos que surgen de ellas.
No se trata aquí de dilucidar sobre la necesidad, o no, de señalar fechas en el calendario que recuerden las muchas injusticias y carencias del mundo en que vivimos, sino más bien de intentar profundizar en los diferentes mecanismos que las producen y las expanden.
Y uno de los mejores y dolientes ejemplos que tenemos, sería el de la pandemia del sida, íntimamente ligada desde sus orígenes a la homofobia.
Desde el surgimiento de la pandemia del sida, las gays, maricones, locas, bujarras, maritxuak (póngase el nombre que se quiera) cobraron un especial protagonismo. Primero, por ser ellos las primeras víctimas de una enfermedad desconocida y segundo por que los sectores homófobos de la sociedad aprovecharon la oportunidad para airear sus prejuicios, como una nueva inquisición se jactaron de la justicia divina que castigaba, por fin, y con la enfermedad y la muerte, a esos seres que habían caído en el peor de los vicios y la depravación.
A ellos, y sólo a ellos, les tocó hacer frente a una enfermedad desconocida y que causaba la muerte con una celeridad inusitada. Les tocó hacer frente a toda una sarta de disparates (cáncer gay), mentiras (grupos de riesgo) y fantasías (castigo divino) que ahondaban, más y más, en los mecanismos de estigmatización y exclusión. Cuando se descubrió la forma de transmisión, fueron los gays los que crearon las primeras pautas sobre la forma en que había de hacerse la prevención: había que hablar de sexo, de prácticas sexuales, con el lenguaje del sector de población a la que se dirigían los mensajes, sin valoraciones morales y sin jerarquías en las diversas sexualidades. Es decir que la forma de intentar parar el sida era también una forma de acabar con todo los prejuicios en los que la homofobia se sustenta.
Lea más
El 17 de mayo fue el día contra la homofobia. Por extensión podíamos decir que fue también el día contra la lesbofobia y contra la transfobia. Pero si se fuera riguroso debíamos hablar del día contra la norma heterosexual, la norma que necesita excluir y minorizar todas las demás practicas sexuales, y las relaciones y afectos que surgen de ellas.
No se trata aquí de dilucidar sobre la necesidad, o no, de señalar fechas en el calendario que recuerden las muchas injusticias y carencias del mundo en que vivimos, sino más bien de intentar profundizar en los diferentes mecanismos que las producen y las expanden.
Y uno de los mejores y dolientes ejemplos que tenemos, sería el de la pandemia del sida, íntimamente ligada desde sus orígenes a la homofobia.
Desde el surgimiento de la pandemia del sida, las gays, maricones, locas, bujarras, maritxuak (póngase el nombre que se quiera) cobraron un especial protagonismo. Primero, por ser ellos las primeras víctimas de una enfermedad desconocida y segundo por que los sectores homófobos de la sociedad aprovecharon la oportunidad para airear sus prejuicios, como una nueva inquisición se jactaron de la justicia divina que castigaba, por fin, y con la enfermedad y la muerte, a esos seres que habían caído en el peor de los vicios y la depravación.
A ellos, y sólo a ellos, les tocó hacer frente a una enfermedad desconocida y que causaba la muerte con una celeridad inusitada. Les tocó hacer frente a toda una sarta de disparates (cáncer gay), mentiras (grupos de riesgo) y fantasías (castigo divino) que ahondaban, más y más, en los mecanismos de estigmatización y exclusión. Cuando se descubrió la forma de transmisión, fueron los gays los que crearon las primeras pautas sobre la forma en que había de hacerse la prevención: había que hablar de sexo, de prácticas sexuales, con el lenguaje del sector de población a la que se dirigían los mensajes, sin valoraciones morales y sin jerarquías en las diversas sexualidades. Es decir que la forma de intentar parar el sida era también una forma de acabar con todo los prejuicios en los que la homofobia se sustenta.
Lea más