Wednesday, July 19, 2006
Chicago se tiñe
de arco iris
Aunque la celebración del día del orgullo tuvo lugar hace ya varias semanas, son muchas las calles, bares y tiendas de Chicago que continúan luciendo adornos y banderas multicolor. Durante esta semana, la ciudad se convierte en la capital mundial del deporte homosexual, como sede de los séptimos Juegos Gays: una semana de orgullo, fiesta, música y, sobre todo deporte. Hasta que el próximo sábado el legendario estadio Wrigley Field de los Chicago Cubs acoja la ceremonia de clausura de los Juegos, más de 12.000 atletas de todo el mundo competirán en 30 disciplinas. Una prueba perfecta para examinar la capacidad organizativa de Chicago, que aspira a ser sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
La idea de los Juegos surgió en 1982 de la mano de Tom Waddell, un atleta estadounidense de decatlón que participó en lo Juegos Olímpicos de México’68. En 1982, San Francisco fue el escenario de los primeros Juegos Gays de la historia. A partir de ahí, otra vez San Francisco (1986), Vancouver (1990), Nueva York (1994), Ámsterdam (1998), Sydney (2002) y ahora Chicago. El lema de este evento es el de “Participación, Inclusión y Excelencia Personal”, pero el espíritu lo describe Pepe García Vázquez, deportista español y secretario de la Federación Deportiva Gay y Lésbica Europea: “La idea es utilizar un ámbito tan homófobo como el del deporte para celebrar un acto de visibilidad. En ese sentido, los Gay Games tienen un contenido político, de afirmación, pero son también el escenario ideal para que deportistas con una cierta afinidad se unan, se conozcan, se integren y compitan de una forma sana”.
Sin embargo, y aunque ese carácter de fiesta y deporte se percibe y se vive en las calles de Chicago, la edición de los juegos se celebra acompañada de un importante desencuentro en el seno de la comunidad deportiva gay. El 26 de julio, tan sólo cuatro días después de que finalice la cita estadounidense, la ciudad canadiense de Montreal inaugurará la primera edición de los OutGames, un evento similar nacido de una escisión en el seno de la Federación de Gay Games por “diferencias financieras, personales y de visión de los propios juegos”, explica Pepe García. Ante esta situación, y aunque los organizadores de los juegos de Chicago anuncian un rotundo éxito de participación y patrocinio, una sombra de duda amenaza a la cita estadounidense. De hecho, a pesar de que los organizadores esperan generar 40 millones de dólares durante los siete días de competición, la cifra se encuentra muy por debajo de las previsiones iniciales, que hablaban de entre 70 y 80 millones de dólares. Tras los fracasos económicos de las últimas ediciones, los organizadores de los Juegos esperan una respuesta positiva de público y deportistas en Chicago. Además, las autoridades municipales confían en que los juegos sirvan también para crear una buena imagen de la ciudad. Así lo expresaba Dorothy Coyle, directora de la Oficina de Turismo de Chicago, esta misma semana: “Esperamos que los Juegos sirvan para impulsar la ciudad como destino turístico de gays y lesbianas”, un colectivo que, según la compañía Community Marketing, con sede en San Francisco, invierte unos 65.000 millones de dólares al año en turismo. La celebración de los Juegos en Chicago apenas ha generado controversia. Más allá de las quejas iniciales de los vecinos del suburbio de Crystal Lake, sede de la competición de remo, sólo hay protestas aisladas, como la organizada para el domingo por el Instituto de Familia de Illinois. Lea Más en El País
.
de arco iris
Aunque la celebración del día del orgullo tuvo lugar hace ya varias semanas, son muchas las calles, bares y tiendas de Chicago que continúan luciendo adornos y banderas multicolor. Durante esta semana, la ciudad se convierte en la capital mundial del deporte homosexual, como sede de los séptimos Juegos Gays: una semana de orgullo, fiesta, música y, sobre todo deporte. Hasta que el próximo sábado el legendario estadio Wrigley Field de los Chicago Cubs acoja la ceremonia de clausura de los Juegos, más de 12.000 atletas de todo el mundo competirán en 30 disciplinas. Una prueba perfecta para examinar la capacidad organizativa de Chicago, que aspira a ser sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
La idea de los Juegos surgió en 1982 de la mano de Tom Waddell, un atleta estadounidense de decatlón que participó en lo Juegos Olímpicos de México’68. En 1982, San Francisco fue el escenario de los primeros Juegos Gays de la historia. A partir de ahí, otra vez San Francisco (1986), Vancouver (1990), Nueva York (1994), Ámsterdam (1998), Sydney (2002) y ahora Chicago. El lema de este evento es el de “Participación, Inclusión y Excelencia Personal”, pero el espíritu lo describe Pepe García Vázquez, deportista español y secretario de la Federación Deportiva Gay y Lésbica Europea: “La idea es utilizar un ámbito tan homófobo como el del deporte para celebrar un acto de visibilidad. En ese sentido, los Gay Games tienen un contenido político, de afirmación, pero son también el escenario ideal para que deportistas con una cierta afinidad se unan, se conozcan, se integren y compitan de una forma sana”.
Sin embargo, y aunque ese carácter de fiesta y deporte se percibe y se vive en las calles de Chicago, la edición de los juegos se celebra acompañada de un importante desencuentro en el seno de la comunidad deportiva gay. El 26 de julio, tan sólo cuatro días después de que finalice la cita estadounidense, la ciudad canadiense de Montreal inaugurará la primera edición de los OutGames, un evento similar nacido de una escisión en el seno de la Federación de Gay Games por “diferencias financieras, personales y de visión de los propios juegos”, explica Pepe García. Ante esta situación, y aunque los organizadores de los juegos de Chicago anuncian un rotundo éxito de participación y patrocinio, una sombra de duda amenaza a la cita estadounidense. De hecho, a pesar de que los organizadores esperan generar 40 millones de dólares durante los siete días de competición, la cifra se encuentra muy por debajo de las previsiones iniciales, que hablaban de entre 70 y 80 millones de dólares. Tras los fracasos económicos de las últimas ediciones, los organizadores de los Juegos esperan una respuesta positiva de público y deportistas en Chicago. Además, las autoridades municipales confían en que los juegos sirvan también para crear una buena imagen de la ciudad. Así lo expresaba Dorothy Coyle, directora de la Oficina de Turismo de Chicago, esta misma semana: “Esperamos que los Juegos sirvan para impulsar la ciudad como destino turístico de gays y lesbianas”, un colectivo que, según la compañía Community Marketing, con sede en San Francisco, invierte unos 65.000 millones de dólares al año en turismo. La celebración de los Juegos en Chicago apenas ha generado controversia. Más allá de las quejas iniciales de los vecinos del suburbio de Crystal Lake, sede de la competición de remo, sólo hay protestas aisladas, como la organizada para el domingo por el Instituto de Familia de Illinois. Lea Más en El País
.