Sunday, August 20, 2006
Cazuza, el poeta de la juventud
“El amor es el ridículo de la vida, nosotros buscamos en él una pureza imposible, una pureza que está siempre poniendo, se está yendo. La vida vino y me llevó con ella, suerte es abandonarse y aceptar esa vaga idea de paraíso que nos persigue... bonita y breve... como mariposas que sólo viven 24 horas. Morir no duele”.
El dios Baco, deidad siempre joven, gozosa de los premios del vino y del amor, pudo haber tenido su encarnación en Brasil. En los años 80, un chico con el entusiasmo y ardor poético más exacerbado, sacudió la escena del rock latinoamericano, revolucionando el pensamiento existencial de la época al cambiar a una generación entera. La encarnación en tierra de Baco transitó por la tierra portando un mítico nombre: Cazuza.
Cazuza era el hijo único de Joao de Miranda Araujo, empresario de la discográfica Odeón y de Lucinha da Silva. Nacido el 4 de abril de 1958 y nombrado Agenor, Cazuza comenzó sus pasos por la vida.
Desde joven gozaba de una prodigiosa imaginación. Cazuza realizaba pequeños cuentos de amores y desamores, muertes y formas alternativas de familias, en cuya trama se hilvanaba la bigamia. Poco a poco trocó su imaginación hacia la creación de ciudades enteras con cerillos. Pero, como todo niño de talante creativo, era disperso en la escuela. Sus peregrinajes en las escuelas fue interminable. En ese momento conoce, por vez primera, la marihuana.
Porque su padre estaba en contacto con las grandes estrellas de la música brasileira, Cazuza creció mirando a los ídolos de ese tiempo. Convivió con Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa y Elis Regina.
Después de intentar suerte con la fotografía en la Universidad de Berkeley en EU, Cazuza regresa al Brasil, donde logra entrar de fotógrafo en la discográfica RGE. Con ese empleo se alquiló un departamento en Ipanema, el que tuvo que dejar porque los vecinos lo habían denunciado por tráfico de cocaína.
Cazuza, estimulado por los vaticinios de un astrólogo, entró al taller de teatro de Perfeito Fortuna, montado en Circo Voador. Aquí llegaría su momento: en el trabajo final, Cazuza y compañía hacen una parodia de La novicia rebelde. Cazuza cerró el evento cantando “Odara” de Caetano. El público quedó estremecido.
Ese “inicio musical” llevó a Cazuza a liderar, a principios de los años 80, una de las bandas icónicas del rock brasileño: Barao Vermelho.
Después del tercer disco del Barao, Cazuza renunció a la banda. Se sentía atrapado. Solía decir que el grupo limitaba su composición. Además, las extravagancias de Cazuza en el escenario incomodaban ya a la banda. El fin era definitivo. Por otro lado, las fiebres que sufría Cazuza lo empezaban a preocupar. Su remedio: aspirinas y vodka. Pero el destino sería más grave.
Consideró que los antibióticos eran la respuesta a la infección bacteriana que, decían, se alojaba en su pulmón. Poco a poco fue cayendo en cuenta de que se podría tratar de una nueva enfermedad en la época: el temible VIH. En 1985 se hizo la prueba. Positiva. Cazuza sabía que moriría a causa del sida. Inmediatamente, viajó a Boston, con el fin de que, por medio de un tratamiento experimental de la época, el AZT, lograra revertir el mal.
Pero supo que eso no sucedería. Así, pues, Cazuza se decidió a vivir y a componer en forma compulsiva. Graba el disco “Ideología”, en el que retrata con rudeza el Brasil decadente e individual que vive la generación posterior a la dictadura. Uno de sus versos reza: “Mis héroes murieron de sobredosis. / Mis enemigos están en el poder. / Ideología. Yo quiero una para vivir. / Mi placer ahora es riesgo de vida”.
Después de hacer “Ideología”, Cazuza decidió efectuar un concierto “final”. El escenario, el teatro Aeroanta de San Pablo. Los productores hicieron todo porque Cazuza tuviera todo aquello que necesitaba para poder cantar, sin sufrir su enfermedad en demasía: enfermeras, tubos de oxígeno y una ambulancia.. Se le pidió a Cazuza concentrarse en cantar y a no efectuar baile alguno o cualquier cosa que pusiera en riesgo su vida.
Delgadísimo con un turbante sobre la cabeza, Cazuza cantó durante más de dos horas. Con crudeza alternada con la fantasía, Cazuza se derramó en el escenario. Como despedida cantaría “El Tiempo no para”. Pero esto no era suficiente. El poeta de la juventud se rebelaría. El final no podía ser ese. Y por ello diría: “Te busco en la escuela, te hincho las bolas, con todo mi amor. / Te llevo a la fiesta, pruebo tu sexo con aires de profesor. / Te hago promesas muy locas, tan cortas como un sueño bueno. / Si te escondo la verdad, nena, es para protegerte de la soledad”. El final con “Es parte de mi show” es la rúbrica de su testamento.
Con “Ideología” recorrió todo Brasil. En una de sus presentaciones, en la ciudad de Belem, Cazuza soportó la fiebre durante todo el recital. Al terminar su última canción, cayó al suelo. “Yo no creo que haya vida después de la muerte. Así que si algo me pasa, que sea sobre el escenario”, comentó mientras lo trasladaban de urgencia.
En otra presentación, Cazuza tomó una bandera brasileña y la escupió en dos oportunidades. Su actitud se transformó en escándalo nacional. Al día siguiente Cazuza dijo: “Realmente escupí la bandera dos veces y no me arrepiento. Sabía muy bien lo que hacía. Entiendo que la bandera brasileña es la que simboliza nuestra historia. Pues muy bien, yo escupo en esa historia triste y patética”. Fue acusado, de inmediato de antinacionalista.
El llamado a los dioses: “No me voy, no quiero”
Mientras, las dosis de AZT ya eran excesivas (doce por día), lo que, aunado al consumo de alcohol y drogas, llevaba a Cazuza a la locura. En las clínicas desfilaba con su turbante diciendo que era un príncipe árabe. Otras veces se dedicaba de lleno a la fotografía y usaba 20 rollos diarios para retratar lo que estuviera a su alcance. También se había obsesionado con la higiene de sus manos
Pesando 40 kilos y con serios problemas físicos, Cazuza grabaría “Burguesía”, un repertorio de 20 canciones envueltas en el furor, que reflejan su agonía: “Vida loca, vida breve, / ya que no te puedo llevar, / quiero tu me lleves / Vida loca vida, vida inmensa. / Nadie va a perdonarnos, nuestro crimen no compensa”. En arrebatos de creatividad, llegaba a los estudios en silla de ruedas y grababa tirado en un sofá, en jornadas de 12 horas padeciendo 39 grados de fiebre. “Señores dioses, protéjanme de tanta magia. / Estoy pronto a ir a su encuentro. / No quiero, no voy, no quiero. / No quiero, no voy, no quiero”.
La juventud no para
Acorde al espíritu juvenil que lo envolvía, y la fugacidad que esto conlleva, Cazuza vivió tan sólo 32 años. Pero la honda huella que dejaría en el pensamiento de miles, viviría por siempre: Buscar el amor y la embriaguez, mientras el tiempo no para.
Porque bien sabía Cazuza que el amor y la embriaguez necesitan el total vigor del cuerpo, la plenipotencia de los músculos, glándulas y nervios, el galope indomable de la sangre, cosas que sólo posee la edad juvenil. Sabía Cazuza que el poeta pretende las alegrías del amor; disfruta del vino y la poesía, y los reparte, para el goce de todos.
Por ello, Cazuza se recrea en esa edad juvenil, se afianza en ella hasta saciarla, hasta que la tensión de los cuerpos llega al límite, hasta que la embriaguez es el máximo dolor, hasta que la poesía tumba, truena como rayo en la noche, y deja a los cuerpos muertos sobre el prado. Cazuza lleva su juventud, su embriaguez, su amor, su poesía, hasta los extremos. Le llama a una generación taciturna, individual, y, como encarnación de Baco, reparte los dones para todos, nos inunda de poesía, de embriaguez, de amor: de juventud.
Cazuza murió el 7 de julio de 1990. Tenía 32 años y pesaba 38 kilos.
Lea el texto completo en MUNDO DE HOY
.
“El amor es el ridículo de la vida, nosotros buscamos en él una pureza imposible, una pureza que está siempre poniendo, se está yendo. La vida vino y me llevó con ella, suerte es abandonarse y aceptar esa vaga idea de paraíso que nos persigue... bonita y breve... como mariposas que sólo viven 24 horas. Morir no duele”.
El dios Baco, deidad siempre joven, gozosa de los premios del vino y del amor, pudo haber tenido su encarnación en Brasil. En los años 80, un chico con el entusiasmo y ardor poético más exacerbado, sacudió la escena del rock latinoamericano, revolucionando el pensamiento existencial de la época al cambiar a una generación entera. La encarnación en tierra de Baco transitó por la tierra portando un mítico nombre: Cazuza.
Cazuza era el hijo único de Joao de Miranda Araujo, empresario de la discográfica Odeón y de Lucinha da Silva. Nacido el 4 de abril de 1958 y nombrado Agenor, Cazuza comenzó sus pasos por la vida.
Desde joven gozaba de una prodigiosa imaginación. Cazuza realizaba pequeños cuentos de amores y desamores, muertes y formas alternativas de familias, en cuya trama se hilvanaba la bigamia. Poco a poco trocó su imaginación hacia la creación de ciudades enteras con cerillos. Pero, como todo niño de talante creativo, era disperso en la escuela. Sus peregrinajes en las escuelas fue interminable. En ese momento conoce, por vez primera, la marihuana.
Porque su padre estaba en contacto con las grandes estrellas de la música brasileira, Cazuza creció mirando a los ídolos de ese tiempo. Convivió con Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa y Elis Regina.
Después de intentar suerte con la fotografía en la Universidad de Berkeley en EU, Cazuza regresa al Brasil, donde logra entrar de fotógrafo en la discográfica RGE. Con ese empleo se alquiló un departamento en Ipanema, el que tuvo que dejar porque los vecinos lo habían denunciado por tráfico de cocaína.
Cazuza, estimulado por los vaticinios de un astrólogo, entró al taller de teatro de Perfeito Fortuna, montado en Circo Voador. Aquí llegaría su momento: en el trabajo final, Cazuza y compañía hacen una parodia de La novicia rebelde. Cazuza cerró el evento cantando “Odara” de Caetano. El público quedó estremecido.
Ese “inicio musical” llevó a Cazuza a liderar, a principios de los años 80, una de las bandas icónicas del rock brasileño: Barao Vermelho.
Después del tercer disco del Barao, Cazuza renunció a la banda. Se sentía atrapado. Solía decir que el grupo limitaba su composición. Además, las extravagancias de Cazuza en el escenario incomodaban ya a la banda. El fin era definitivo. Por otro lado, las fiebres que sufría Cazuza lo empezaban a preocupar. Su remedio: aspirinas y vodka. Pero el destino sería más grave.
Consideró que los antibióticos eran la respuesta a la infección bacteriana que, decían, se alojaba en su pulmón. Poco a poco fue cayendo en cuenta de que se podría tratar de una nueva enfermedad en la época: el temible VIH. En 1985 se hizo la prueba. Positiva. Cazuza sabía que moriría a causa del sida. Inmediatamente, viajó a Boston, con el fin de que, por medio de un tratamiento experimental de la época, el AZT, lograra revertir el mal.
Pero supo que eso no sucedería. Así, pues, Cazuza se decidió a vivir y a componer en forma compulsiva. Graba el disco “Ideología”, en el que retrata con rudeza el Brasil decadente e individual que vive la generación posterior a la dictadura. Uno de sus versos reza: “Mis héroes murieron de sobredosis. / Mis enemigos están en el poder. / Ideología. Yo quiero una para vivir. / Mi placer ahora es riesgo de vida”.
Después de hacer “Ideología”, Cazuza decidió efectuar un concierto “final”. El escenario, el teatro Aeroanta de San Pablo. Los productores hicieron todo porque Cazuza tuviera todo aquello que necesitaba para poder cantar, sin sufrir su enfermedad en demasía: enfermeras, tubos de oxígeno y una ambulancia.. Se le pidió a Cazuza concentrarse en cantar y a no efectuar baile alguno o cualquier cosa que pusiera en riesgo su vida.
Delgadísimo con un turbante sobre la cabeza, Cazuza cantó durante más de dos horas. Con crudeza alternada con la fantasía, Cazuza se derramó en el escenario. Como despedida cantaría “El Tiempo no para”. Pero esto no era suficiente. El poeta de la juventud se rebelaría. El final no podía ser ese. Y por ello diría: “Te busco en la escuela, te hincho las bolas, con todo mi amor. / Te llevo a la fiesta, pruebo tu sexo con aires de profesor. / Te hago promesas muy locas, tan cortas como un sueño bueno. / Si te escondo la verdad, nena, es para protegerte de la soledad”. El final con “Es parte de mi show” es la rúbrica de su testamento.
Con “Ideología” recorrió todo Brasil. En una de sus presentaciones, en la ciudad de Belem, Cazuza soportó la fiebre durante todo el recital. Al terminar su última canción, cayó al suelo. “Yo no creo que haya vida después de la muerte. Así que si algo me pasa, que sea sobre el escenario”, comentó mientras lo trasladaban de urgencia.
En otra presentación, Cazuza tomó una bandera brasileña y la escupió en dos oportunidades. Su actitud se transformó en escándalo nacional. Al día siguiente Cazuza dijo: “Realmente escupí la bandera dos veces y no me arrepiento. Sabía muy bien lo que hacía. Entiendo que la bandera brasileña es la que simboliza nuestra historia. Pues muy bien, yo escupo en esa historia triste y patética”. Fue acusado, de inmediato de antinacionalista.
El llamado a los dioses: “No me voy, no quiero”
Mientras, las dosis de AZT ya eran excesivas (doce por día), lo que, aunado al consumo de alcohol y drogas, llevaba a Cazuza a la locura. En las clínicas desfilaba con su turbante diciendo que era un príncipe árabe. Otras veces se dedicaba de lleno a la fotografía y usaba 20 rollos diarios para retratar lo que estuviera a su alcance. También se había obsesionado con la higiene de sus manos
Pesando 40 kilos y con serios problemas físicos, Cazuza grabaría “Burguesía”, un repertorio de 20 canciones envueltas en el furor, que reflejan su agonía: “Vida loca, vida breve, / ya que no te puedo llevar, / quiero tu me lleves / Vida loca vida, vida inmensa. / Nadie va a perdonarnos, nuestro crimen no compensa”. En arrebatos de creatividad, llegaba a los estudios en silla de ruedas y grababa tirado en un sofá, en jornadas de 12 horas padeciendo 39 grados de fiebre. “Señores dioses, protéjanme de tanta magia. / Estoy pronto a ir a su encuentro. / No quiero, no voy, no quiero. / No quiero, no voy, no quiero”.
La juventud no para
Acorde al espíritu juvenil que lo envolvía, y la fugacidad que esto conlleva, Cazuza vivió tan sólo 32 años. Pero la honda huella que dejaría en el pensamiento de miles, viviría por siempre: Buscar el amor y la embriaguez, mientras el tiempo no para.
Porque bien sabía Cazuza que el amor y la embriaguez necesitan el total vigor del cuerpo, la plenipotencia de los músculos, glándulas y nervios, el galope indomable de la sangre, cosas que sólo posee la edad juvenil. Sabía Cazuza que el poeta pretende las alegrías del amor; disfruta del vino y la poesía, y los reparte, para el goce de todos.
Por ello, Cazuza se recrea en esa edad juvenil, se afianza en ella hasta saciarla, hasta que la tensión de los cuerpos llega al límite, hasta que la embriaguez es el máximo dolor, hasta que la poesía tumba, truena como rayo en la noche, y deja a los cuerpos muertos sobre el prado. Cazuza lleva su juventud, su embriaguez, su amor, su poesía, hasta los extremos. Le llama a una generación taciturna, individual, y, como encarnación de Baco, reparte los dones para todos, nos inunda de poesía, de embriaguez, de amor: de juventud.
Cazuza murió el 7 de julio de 1990. Tenía 32 años y pesaba 38 kilos.
Lea el texto completo en MUNDO DE HOY
.
Comments:
<< Home
Siempre me he preguntado por qué los genios acaban inmersos en un mundo de excesos...y no pretendo ir de santa, ni criticar aquello que en más de alguna ocasión ha llenado mis horas...es sólo una reflexión.
Otro más que muerde el polvo...cantara Freddie Mercury, quien también murió en circunstancias similares. ¡Pobres desgraciados! ¡Lástima de talentos apagados por los excesos!
Esta clase de genios se olvidan del genio principal: Dios. Entonces intentan llenar su vacío espiritual con todo lo que encuentran a su alcance: sexo, drogas, alcohol, etc. con el afán de sentirse completos... ya varios lo han comprobado: craso error.
vivir al limite es una decision individual, y es una decision unica irrepetible, quien vive al limite por decision propia es tan valiente como aquel que titubea, el hecho es ser fiel a nuestras conviciones, perarte en un momento de tu vida y decidir hacia donde quiero ir, y que nadie te pare, es libre toma de decisiones solo eso... es ser LIBRE...
Dios no estuvo en su vida, nunca lo quiso así. Todos estos grandes artistas, y nosotros quienes los seguimos, al finalizar esta vida, tendremos que darle cuentas al Dios todopoderoso, qué hicimos. Todos, sin excepción.
Es una elección individual, algunos como este cantante, poeta y demás, eligió vivir sin límites, y sin medir consecuencia de sus actos: vivir al margen de las leyes de Dios, escritas en su Biblia.
Nosotros, también, tenemos una elección que hacer, aceptar el sacrificio de Jesús y ser salvos, o ignorarlo para así responder en la otra vida, QUE EXISTE DE SEGURO.
No hay descanse en paz, hay un juicio, inmediatamente morimos (Lucas capítulo 16) tal como lo dijo el Señor Jesús mismo.
Es una elección individual, algunos como este cantante, poeta y demás, eligió vivir sin límites, y sin medir consecuencia de sus actos: vivir al margen de las leyes de Dios, escritas en su Biblia.
Nosotros, también, tenemos una elección que hacer, aceptar el sacrificio de Jesús y ser salvos, o ignorarlo para así responder en la otra vida, QUE EXISTE DE SEGURO.
No hay descanse en paz, hay un juicio, inmediatamente morimos (Lucas capítulo 16) tal como lo dijo el Señor Jesús mismo.
Vade retro me gustaria contestarte citando a otro de los mas grades de todos los grandes que fue renato russo. y aqui va la frase que respondera a tu pregunta ..
" Es tan extraño, los buenos mueren jovenes, asi parecer cuando me acuerdo de vos ..que acabaste llendote demasiado pronto"
Frase que sin dudas tambien seria bueno usar para el propio Renato
Saludos a todos y un placer saber que hay mas gente de habla hispana que estima los grandes genios que nos dio Brazil
ATTE: TILLIZI
" Es tan extraño, los buenos mueren jovenes, asi parecer cuando me acuerdo de vos ..que acabaste llendote demasiado pronto"
Frase que sin dudas tambien seria bueno usar para el propio Renato
Saludos a todos y un placer saber que hay mas gente de habla hispana que estima los grandes genios que nos dio Brazil
ATTE: TILLIZI
Vade retro me gustaria contestarte citando a otro de los mas grades de todos los grandes que fue renato russo. y aqui va la frase que respondera a tu pregunta ..
" Es tan extraño, los buenos mueren jovenes, asi parecer cuando me acuerdo de vos ..que acabaste llendote demasiado pronto"
Frase que sin dudas tambien seria bueno usar para el propio Renato
Saludos a todos y un placer saber que hay mas gente de habla hispana que estima los grandes genios que nos dio Brazil
ATTE: TILLIZI
Post a Comment
" Es tan extraño, los buenos mueren jovenes, asi parecer cuando me acuerdo de vos ..que acabaste llendote demasiado pronto"
Frase que sin dudas tambien seria bueno usar para el propio Renato
Saludos a todos y un placer saber que hay mas gente de habla hispana que estima los grandes genios que nos dio Brazil
ATTE: TILLIZI
<< Home