Saturday, September 02, 2006
El estigma y discriminación condensados en un transexual indio
Noorie personifica la discriminación y estigma que marca a los portadores del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en todo el mundo. La persecución que Bill Clinton y Bill Gates han denunciado perpetúa el sida. Con su sari naranja y su larga cabellera negra, Noorie es una más de los miles de delegados que deambulan desde el 13 de agosto por el Centro de Convenciones de Toronto, participando en la mayor cumbre mundial sobre el sida. Algunos son científicos, otros funcionarios o trabajadores de organizaciones no gubernamentales. Hay activistas, políticos y representantes de farmacéuticas. Y portadores del virus.
Pero Noorie resume en su cuerpo la problemática social del VIH/sida en los países en desarrollo. Noorie es un transexual, una mujer nacida en el cuerpo de un hombre, portadora del VIH en un país donde la homosexualidad y el sida provocan ostracismo y persecución. 'A los 8 años, mi familia y yo misma, empezamos a observar cambios en mi comportamiento' explica a Efe Noorie. Dos años más tarde, su familia no tuvo más remedio que reconocer la realidad. 'Se enfadaron conmigo, me preguntaban porqué me comportaba como un niña. Mi madre no dejaba de llorar. En algún momento parecieron dispuestos a aceptar que su hijo era una niña, pero los vecinos, la comunidad, presionaban. Era una tortura', continúa Noorie.
A los 13 años tuvo que dejar su hogar, echarse a la calle, malviviendo de la prostitución. 'No había otra opción, es el destino de nuestra gente'. Para Noorie, la discriminación le empujó al abismo en el que sólo encontró el VIH.
En 1987, una año después de que se detectase el primer caso de VIH en el país, Noorie descubrió que portaba el virus de la inmunodeficiencia humana. Si su vida hasta entonces había sido la de una paria, la situación empeoró tras el diagnóstico.
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Noorie personifica la discriminación y estigma que marca a los portadores del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en todo el mundo. La persecución que Bill Clinton y Bill Gates han denunciado perpetúa el sida. Con su sari naranja y su larga cabellera negra, Noorie es una más de los miles de delegados que deambulan desde el 13 de agosto por el Centro de Convenciones de Toronto, participando en la mayor cumbre mundial sobre el sida. Algunos son científicos, otros funcionarios o trabajadores de organizaciones no gubernamentales. Hay activistas, políticos y representantes de farmacéuticas. Y portadores del virus.
Pero Noorie resume en su cuerpo la problemática social del VIH/sida en los países en desarrollo. Noorie es un transexual, una mujer nacida en el cuerpo de un hombre, portadora del VIH en un país donde la homosexualidad y el sida provocan ostracismo y persecución. 'A los 8 años, mi familia y yo misma, empezamos a observar cambios en mi comportamiento' explica a Efe Noorie. Dos años más tarde, su familia no tuvo más remedio que reconocer la realidad. 'Se enfadaron conmigo, me preguntaban porqué me comportaba como un niña. Mi madre no dejaba de llorar. En algún momento parecieron dispuestos a aceptar que su hijo era una niña, pero los vecinos, la comunidad, presionaban. Era una tortura', continúa Noorie.
A los 13 años tuvo que dejar su hogar, echarse a la calle, malviviendo de la prostitución. 'No había otra opción, es el destino de nuestra gente'. Para Noorie, la discriminación le empujó al abismo en el que sólo encontró el VIH.
En 1987, una año después de que se detectase el primer caso de VIH en el país, Noorie descubrió que portaba el virus de la inmunodeficiencia humana. Si su vida hasta entonces había sido la de una paria, la situación empeoró tras el diagnóstico.
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