Wednesday, September 20, 2006
Joe Orton
Quizá debamos a Joe Orton -a nivel literario- el conocer una Inglaterra que los ingleses (o su clase dominante) se preocuparon mucho tiempo en ocultar.
Orton -hijo de obreros- demostró que Inglaterra no es sólo el estilo Oxbridge y los refinamientos de Forster o de Virginia Woolf, sino que posee, además, una importante clase baja o media (muy lejana a ese estilo aristocrático) cervecera, ruda, populista, con otro modo de hablar e incluso con cierta petulancia hortera, como han demostrado los hooligans del fútbol.
Ligado al espíritu de los Jóvenes airados de los 50, pero más gamberro (hooligan) y además homosexual practicante, cuando la rígida Albión aún no había derogado la ley que castigaba esa conducta -con más o menos tolerancia la ley sobrevivió hasta 1967- Joe Orton concluyó representando, en literatura y vida, ese aire del Londres transgresor y divertido de la época de los Beatles y de Mary Quant, él swinging London, algo así como el Londres de la movida, o más exactamente, el Londres del intercambio de parejas...
Su lenguaje ordinario, su gusto macarra, su afán de libertad omnímoda, su afición por hacer excursiones clandestinas a los urinarios públicos -manía muy inglesa- donde llegaba a montar orgías gays queridamente cutres, su estancia de seis meses en prisión -en 1961- por ilustrar con grafitti pornográficos cientos de libros de una Biblioteca Pública prepararon la leyenda.
Al fin (tras no pocos rechazos y una conciencia rebelde cada vez más acusada) Orton, en 1964, obtiene un enorme éxito con su primera obra de teatro, Entertaining Mr. Sloane (llamada entre nosotros El realquilado), una comedia negra -plena de dobles sentidos- en verdad espléndida.
Por encima de Coward e incluso de Pinter, Orton (recuperando, a su modo, la tradición de Wilde) crea el verdadero teatro inglés contemporáneo.
El éxito, la frivolidad y el escándalo -ahora consentido, en un ámbito social mucho más tolerante- no abandonaron ya a Joe, el Cheli de Leicester. Acababa de cumplir 31 años. Vino después Loot en 1966 (El botín, que estos días se estrena en España) cuando ya se hablaba del fenómeno Orton, que antes había escrito novelas y guiones de radio. Orton es invitado a cenas y lugares divertidos.
Le ofrecen hacer un guión para una película de los Beatles y se fotografía con ellos. Ve algo de dinero por primera vez en su vida. Al modo de Mishima -pero con menos estética- Joe se fotografía en slip entre el morbo y el deseo de la masculinidad exhibida. Liga más, se permite excesos nuevos. Sabe -comprueba- que Inglaterra, en alas de lo moderno atrevido, está a punto de superar el puritanismo y él explota así su descaro.
Su pareja
Pero esa súbita y fogosa fama dejó postergado a Kenneth Halliwell, un burgués letrado que se enamoró de Joe, le ayudó y colaboró con él en sus inicios literarios, y con quien convivía -en un pequeño apartamento- desde que Orton tenía 19 años y Halliwell 25
Quienes compartieron casa, amor, ropa y chicos (hicieron juntos turismo sexual en Tánger) concluyeron de modo salvaje.
Celoso -del éxito literario y social de su amigo-, deprimido, anulado, Kenneth asesinó a Orton a cuchilladas, el 9 de agosto de 1967, y se suicidó después. (El asunto queda muy bien narrado en la película de Stephen Frears Abrete de orejas -1985-, basada en la biografía del mismo título de John Lahr, publicada en 1979).
Una muy prometedora carrera literaria de audacia y transgresión se cierra en un crimen que nutrió inmensamente a la prensa sensacionalista de la época. En sus Diarios -editados póstumamente en 1976- Orton había escrito días antes de morir, entre la premonición y la juvenil vanidad: Tengo grandes esperanzas de morir joven. Lea más en ISLA TERNURA
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