Thursday, February 01, 2007

 
Los enfermos de sida siguen siendo objeto de una sutil discriminación

Las terapias antirretrovirales han hecho del sida una enfermedad bajo control, pero los pacientes que la sufren siguen siendo objeto de una sutil discriminación. El hecho de que el sida se haya convertido en una dolencia crónica, ha provocado que disminuya el interés sobre las personas afectadas. Sin embargo, los problemas sanitarios y de convivencia que arrastran los portadores del VIH persisten y son cada vez más difíciles de erradicar. Durante la presentación del libro ’25 historias, 25 vidas’, se puso de manifiesto que la “visibibilidad de los pacientes” es fundamental para su normalización, si bien con ello se exponen a ser discriminados.
Los responsables de Cordinadora Estatal de VIH/sida (CESIDA) aseguraron que aún quedan demandas pendientes de ser satisfechas, como pensiones dignas para los afectados, mayores esfuerzos en investigación, programas de inserción socio-laboral, más recursos asistenciales y nuevas prestaciones sanitarias. Entre estas últimas, CESIDA pide que se incorporen al sistema de salud la cirugía reparadora de la lipodistrofia (bultos o protuberancias en la piel por el incremento del tejido graso) o la reproducción asistida.
Para Santiago Pérez, presidente de CESIDA, los pacientes con el VIH no son comparables con los de cáncer. Aunque ambos grupos se benefician de tratamientos muy avanzados, lo cierto es que sobre el enfermo de sida existe un estigma por estar asociada la dolencia a la homosexualidad, la prostitución o las drogas.

Clínica privadas

Un ejemplo de esa discriminación es que las clínicas privadas no suelen tratar a los enfermos de sida. En cuanto son diagnosticados, estos pacientes son derivados a los centros públicos, según dice Joan Monrabal, participante con su testimonio en el libro. Por añadidura, la consideración del sida como enfermedad contagiosa, y no infecto-transmisible, puede permitir que un portador del VIH no pueda ingresar, por ejemplo, en una residencia de ancianos o en una casa de acogida para mujeres maltratadas.
A juicio de los dirigentes de la organización, el sector público no puede delegar en el privado la financiación para el desarrollo de vacunas y microbicidas.
Pese a que la legislación en términos generales no es discriminatoria con los enfermos de sida, la sociedad sí que lo es. No en vano, según la última encuesta sobre salud y hábitos sexuales, uno de cada tres españoles afirma que no trabajaría o estudiaría con una persona con el virus del sida. A ello se añade que el informe de la Fundación para la Investigación y Prevención del Sida (FIPSE) identifica que los ámbitos en los que existe más discriminación son el sanitario y el laboral.
De acuerdo con CESIDE, la financiación privada sola no puede llevar adelante la investigación para el desarrollo de tecnologías de prevención, como las vacunas y los microbicidas. “Se necesita un aumento en el compromiso político de impulsar y financiar la investigación de estos productos”, proclama la entidad.
Según datos del Plan Nacional sobre Sida, en España están infectadas entre 125.000 y 150.000 personas. Cada año contraen el virus unas 3.000 personas, aunque uno de cada cuatro desconoce su condición de seropositivo hasta que aparecen los síntomas. En España, hay más de 70.000 casos declarados de sida desde el inicio de la infección y se estima que entre 50.000 y 70.000 infectados por el VIH están sin diagnosticar, dado que a medida que ha aumentado la transmisión por vía heterosexual se ha incrementado el infradiagnóstico.

Fuente-colpisa.com
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