Sunday, April 15, 2007

 
Ciencia explora la sexualidad

Cuando se trata del tema del deseo, la evolución deja poco al azar. Los biólogos están encontrando que el comportamiento sexual humano no es una actuación sin patrón, sino que está guiada, en cada movimiento, por programas genéticos.
El deseo entre los sexos no es cuestión de elección. Los hombres heterosexuales tienen circuitos neurales que los impulsan a buscar mujeres; a los hombres homosexuales esos circuitos los impulsan a buscar otros hombres. Los cerebros de las mujeres pueden estar organizados para seleccionar a hombres que parezcan tener más probabilidades de mantenerlas a ellas y a sus hijos.
Tanto alboroto y una danza tan intrincada, todo para lograr el éxito en la escala evolutiva: criar al mayor número de hijos hasta la edad adulta. El deseo podría parecer el meollo del comportamiento sexual humano, pero es sólo el acto central en un drama cuyo guión está escrito sustancialmente en los genes.
En el útero, el cuerpo de un feto en desarrollo es femenino de manera automática y se vuelve masculino si está presente el gen determinante del sexo masculino, conocido como SRY. Este gen dominante desvía el tejido reproductivo de su destino ovárico y lo cambia para convertirlo en testículos. Luego, las hormonas de los testículos, principalmente la testosterona, le dan al cuerpo forma masculina.
En la siguiente escena, la pubertad, los sistemas reproductores son preparados para la acción por el cerebro. En el hipotálamo, una región en la base central del cerebro, yace un grupo de unas dos mil neuronas que ponen en marcha la pubertad cuando comienzan a secretar la hormona que libera la gonadotropina, que desencadena una cascada de otras hormonas. Aún se desconoce el detonante que estimula estas neuronas, pero probablemente el cerebro monitorea señales internas para ver si el cuerpo está listo para reproducirse, así como indicios externos para decidir si el momento es adecuado para producir deseo.
Varios avances en la última década han subrayado el extraño hecho de que el cerebro es un órgano sexual completamente desarrollado, en el que los dos sexos tienen versiones muy diferentes de él.
Esto es causado por la testosterona, que masculiniza al cerebro de la misma manera que al resto del cuerpo.
Es una idea equivocada el que las diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres son pequeñas o erráticas, o que se encuentran sólo en unos cuantos casos extremos, escribió el año pasado Larry Cahill de la Universidad de California, en Irvine, en la revista Nature Reviews Neuroscience.
Extensas regiones de la corteza, la capa externa del cerebro que realiza gran parte de sus procesos de más alto nivel, son más gruesas en las mujeres.
Las técnicas para escanear el cerebro han comenzado a mostrar que hombres y mujeres utilizan sus cerebros en diferentes maneras aun cuando hagan la misma cosa. En el caso de las amígdalas cerebrales, un par de órganos que ayudan a priorizar los recuerdos según su fuerza emocional, las mujeres usan la amígdala izquierda para este propósito, y los hombres tienden a usar la derecha.
El cerebro masculino heterosexual está orientado sexualmente hacia las mujeres como un objeto de deseo. La evidencia más directa proviene de unos cuantos casos, algunos de ellos accidentes de circuncisión, en los que bebés perdieron sus penes y fueron criados como niñas. Aún así crecen deseando a mujeres como parejas, no a hombres.
Presumiblemente, la masculinización del cerebro moldea algún circuito neural que hace deseables a las mujeres. De ser así, este sistema de circuitos está conectado de manera diferente en los hombres homosexuales. En experimentos en los que a personas se les muestran fotografías de hombres o mujeres deseables, los hombres heterosexuales se excitan con mujeres, y los hombres homosexuales, con hombres.
Los experimentos no muestran la misma diferencia en las mujeres. Sin importar si las mujeres del estudio se describen como heterosexuales o lesbianas, "su excitación sexual parece ser relativamente indiscriminada, se excitan con imágenes tanto de hombres como de mujeres", señaló Bailey. "Ni siquiera estoy seguro de que las mujeres tengan una orientación sexual. Pero sí tienen preferencias sexuales.
Las mujeres son muy exigentes, y la mayoría elige tener relaciones sexuales con hombres".
Da la casualidad que un número extraordinariamente grande de genes relacionados con el cerebro están situados en el cromosoma X. El repentino surgimiento de los cromosomas X y Y en la función cerebral captó la atención de los biólogos evolutivos. Puesto que los hombres sólo tienen un cromosoma X, la selección natural puede promover de manera acelerada cualquier mutación ventajosa que surja en uno de los genes de X. Así que si esas exigentes mujeres buscan inteligencia en las potenciales parejas masculinas, eso podría explicar por qué tantos genes relacionados con el cerebro terminaron en la X.
"Es popular entre los académicos del sexo masculino decir que las mujeres preferían a los hombres más inteligentes", dijo Arthur Arnold, de la Universidad de California, en Los Ángeles. "Tales genes serán seleccionados rápidamente en los hombres porque las nuevas mutaciones benéficas serán evidentes de manera muy rápida".
Es, de hecho, el deseo lo que hace girar al mundo. Por NICHOLAS WADE en The NY Times
FUENTE: EL UNIVERSO
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