Wednesday, May 09, 2007

 

Las lesbianas árabes salen de las sombras


En una sociedad árabe patriarcal donde la mujer resta confinada a menudo en su papel de hija o madre, una asociación une a las lesbianas árabes, israelíes y palestinas, para romper el tabú de la homosexualidad y convertirlo en lucha política.
Se trata de un combate que la asociación Aswat llega a cabo bajo el provocador y bien claro lema de "somos palestinas, somos mujeres y somos lesbianas".
"Muchas lesbianas y homosexuales árabes llevan una doble vida: están casados y llevan una existencia secreta. La gente dice que ser homosexual está prohibido por la religión", explica Rauda Morcos, coordinadora de Aswat, cuya sede está en Haifa (norte de Israel).
Rauda subraya claramente el espíritu que anima a su asociación. "La sociedad es hipócrita pero nosotros rechazamos que este tema quede en secreto. Queremos que sea tratado de una forma política y social".

Por eso, a finales de 2002, ella y una amiga, Samira, se lanzaron a la acción, creando en un primer momento un foro en internet para que las árabes israelíes y también las palestinas de la franja de Gaza y de Cisjordania pudieran expresar sus experiencias.
Un año después fundaron Aswat, que ahora también recibe la ayuda de organizaciones estadounidenses y europeas, organiza reuniones mensuales de apoyo y realiza un trabajo de sensibilización e información sobre la homosexualidad.
Pero la labor de Aswat es todo un desafío en una sociedad como la árabe, donde la familia es el centro de la vida social.
"Nadie puede declarar públicamente su homosexualidad sin contar con apoyo. Hay que ser fuerte, incluso económicamente, porque se necesita una alternativa al apoyo familiar si éste se pierde", subraya Rauda.
Su experiencia personal es un buen ejemplo. Cuando salió a la luz su tendencia sexual, y por ende sin su consentimiento, perdió su empleo como profesora de inglés y su vida se transformó en un infierno en su pueblo de Kfar Yassif (norte).
"La gente me llamaba por teléfono para insultarme y mis tíos me dejaron de hablar", cuenta.
Además, a mano de Aswat ganaba en visibilidad en Israel, también se atrajo las iras del Movimiento Islámico, una organización muy presente en la comunidad árabe israelí.
"Según la ley islámica, la homosexualidad es ilegítima, una especie de enfermedad que hay que tratar como tal", afirma el jefe Ibrahim Sarsur, diputado del parlamento israelí y miembro del Movimiento Islámico.
"Nuestra sociedad árabe no puede tolerar un fenómeno semejante", condena.
Sin embargo, Samira, la co-fundadora de Aswat, no tiene miedo a los tradicionalistas islámicos.
"Intentamos hacer nuestro trabajo sin darles más importancia de la que merecen", dice esta mujer de 31 años que viven en Tel Aviv.
Samira sabe, no obstante, que lesbianas y homosexuales aún tienen un largo camino por delante, sobre todo en los territorios palestinos.
"No nos hacemos ilusiones. Sabemos, por ejemplo, que no habrá manifestación del orgullo homosexual en Gaza. Pero poco a poco, tranquilamente, cambiaremos las cosas", agregó.
Por el momento, cuatro estudiantes homosexuales crearon en marzo una asociación 'gemela' de Aswat en Ramala (Cisjordania), por el momento clandestinamente. Fuente:Univision
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Imagen: Paco Palomino
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