Sunday, August 12, 2007
Japón: desfile gay a ritmo de samba
Miles de japoneses enarbolaron hoy banderas arco iris por las calles de Tokio, en un desfile a ritmo de samba y música disco, para proclamar su homosexualidad en un país donde pocos salen del armario.
En Japón rige una ley no escrita que recomienda "no hablar y no preguntar" sobre la vida privada de la gente, como muestra de respeto para evitar situaciones embarazosas, y la exhibición pública de la sexualidad resulta, cuando menos, extravagante.
Sin embargo, cada vez son más los gays y las lesbianas que, como hoy, salen cada año, armados de pelucas y disfraces, a recorrer las avenidas del popular barrio de Shibuya en Tokio para demostrar que la homosexualidad también está a la orden del día en Japón.
De la mano, portando pancartas de asociaciones con mensajes como "nosotros ya vivimos juntos" o "estoy orgulloso de ser homosexual", disfrazados de diablo, de preservativo o de luchador de sumo, los tokiotas tuvieron hoy su desfile del orgullo gay.
Los al menos 5.000 asistentes pasaron por Harajuku, una de las áreas más extravagantes de Tokio, donde las habituales "lolitas" vestidas de personajes de dibujos animados se confundían con algunos manifestantes, entre los que había casi tantas mujeres como hombres y también mucho extranjero.
No obstante, la celebración japonesa del orgullo gay, que suma ya seis ediciones, dista mucho del espectáculo que viven los países occidentales, donde el evento se convierte en una gran fiesta que es incluso un reclamo turístico.
A pesar de transgredir las formalidades niponas, la manifestación tokiota transcurrió hoy dentro del habitual orden japonés.
Los asistentes pasearon en correcta fila, casi de tres en tres, sin romper la formación y divididos en varios grupos separados entre sí, cada uno detrás de una carroza con música, para no bloquear el tráfico de las principales vías urbanas de la capital.
En Japón rige una ley no escrita que recomienda "no hablar y no preguntar" sobre la vida privada de la gente, como muestra de respeto para evitar situaciones embarazosas, y la exhibición pública de la sexualidad resulta, cuando menos, extravagante.
Sin embargo, cada vez son más los gays y las lesbianas que, como hoy, salen cada año, armados de pelucas y disfraces, a recorrer las avenidas del popular barrio de Shibuya en Tokio para demostrar que la homosexualidad también está a la orden del día en Japón.
De la mano, portando pancartas de asociaciones con mensajes como "nosotros ya vivimos juntos" o "estoy orgulloso de ser homosexual", disfrazados de diablo, de preservativo o de luchador de sumo, los tokiotas tuvieron hoy su desfile del orgullo gay.
Los al menos 5.000 asistentes pasaron por Harajuku, una de las áreas más extravagantes de Tokio, donde las habituales "lolitas" vestidas de personajes de dibujos animados se confundían con algunos manifestantes, entre los que había casi tantas mujeres como hombres y también mucho extranjero.
No obstante, la celebración japonesa del orgullo gay, que suma ya seis ediciones, dista mucho del espectáculo que viven los países occidentales, donde el evento se convierte en una gran fiesta que es incluso un reclamo turístico.
A pesar de transgredir las formalidades niponas, la manifestación tokiota transcurrió hoy dentro del habitual orden japonés.
Los asistentes pasearon en correcta fila, casi de tres en tres, sin romper la formación y divididos en varios grupos separados entre sí, cada uno detrás de una carroza con música, para no bloquear el tráfico de las principales vías urbanas de la capital.
Como en muchas otras cosas, también existe una manera japonesa de tratar la homosexualidad.
El diario nipón "The Japan Times" reflexionaba recientemente sobre la confrontación existente entre cómo se entiende ser gay o lesbiana en los países occidentales y en Japón, donde a ojos de un extranjero los homosexuales parecen más reprimidos.
El término "gay" desembarcó en Japón tras la II Guerra Mundial de la mano de soldados estadounidenses, pero el país ya contaba con amplitud de miras sobre la sexualidad desde el período Heian que se inició en el año 795.
Según estudios de la época, los propios samuráis y los monjes budistas mantenían relaciones con personas de su mismo sexo, dentro de un ámbito privado, sin temor a ser estigmatizados o ni tan siquiera etiquetados como homosexuales.
A día de hoy, en Japón "la gente no sale del armario, sino que entra", explicó en una visita al país Greg Dvorak, un experto del Centro de Relaciones de Género de la Universidad Nacional de Australia.
El diario nipón "The Japan Times" reflexionaba recientemente sobre la confrontación existente entre cómo se entiende ser gay o lesbiana en los países occidentales y en Japón, donde a ojos de un extranjero los homosexuales parecen más reprimidos.
El término "gay" desembarcó en Japón tras la II Guerra Mundial de la mano de soldados estadounidenses, pero el país ya contaba con amplitud de miras sobre la sexualidad desde el período Heian que se inició en el año 795.
Según estudios de la época, los propios samuráis y los monjes budistas mantenían relaciones con personas de su mismo sexo, dentro de un ámbito privado, sin temor a ser estigmatizados o ni tan siquiera etiquetados como homosexuales.
A día de hoy, en Japón "la gente no sale del armario, sino que entra", explicó en una visita al país Greg Dvorak, un experto del Centro de Relaciones de Género de la Universidad Nacional de Australia.
"La tendencia es a buscar tu propio espacio, no necesitas salir del armario ante tus padres o tu jefe sino entrar en el ambiente", opinó Dvorak, según "The Japan Times".
Si bien las relaciones con personas del mismo sexo no son perseguidas, la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas señala que en la sociedad japonesa no hay espacio para los individuos que quieran vivir públicamente de acuerdo con su condición homosexual.
Sin embargo, una prueba de que los tiempos cambian es que por primera vez en la historia de la democracia nipona, una mujer declarada lesbiana, Kanako Otsuji de 32 años, se presentó a senadora en las últimas elecciones a la Cámara Alta del 29 de julio.
Otsuji, candidata por el Partido Democrático de Japón (PDJ), fracasó en su intento pero lanzó un mensaje claro a sus conciudadanos: "Quiero crear una sociedad con los colores del arco iris, donde las minorías se junten y sean aceptadas como son".Fuente: El Universal
Si bien las relaciones con personas del mismo sexo no son perseguidas, la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas señala que en la sociedad japonesa no hay espacio para los individuos que quieran vivir públicamente de acuerdo con su condición homosexual.
Sin embargo, una prueba de que los tiempos cambian es que por primera vez en la historia de la democracia nipona, una mujer declarada lesbiana, Kanako Otsuji de 32 años, se presentó a senadora en las últimas elecciones a la Cámara Alta del 29 de julio.
Otsuji, candidata por el Partido Democrático de Japón (PDJ), fracasó en su intento pero lanzó un mensaje claro a sus conciudadanos: "Quiero crear una sociedad con los colores del arco iris, donde las minorías se junten y sean aceptadas como son".Fuente: El Universal