Sunday, October 28, 2007
Tres continentes, tres vidas, una epidemia
En el área rural de Tonghu (China), Jin Ping (Lucy Liu) monta una clínica móvil para donantes de sangre. Por cada extracción que hace paga al donante, normalmente agricultores del lugar, unos cuatro euros y almacena la muestra obtenida bajo una etiqueta que dice 'salsa roja picante'.
Ping, una joven embarazada, se gana la confianza de sus clientes al afirmar que trabaja para el Gobierno y que recoge muestras de sangre para suministrar a los hospitales. Pero, en realidad, forma parte de una red ilegal de clínicas privadas. La poca seguridad con la que realiza las extracciones pone en riesgo la salud de los donantes. Por conseguir unos euros que les hacen mucha falta, los agricultores pagarán un precio muy caro: tendrán que aprender a vivir con el VIH.
La historia de Jin Ping abre la película 'Tres agujas', en la que el director canadiense Thom Fitzgerald ofrece tres caras de una misma realidad: la epidemia del sida en el mundo. La cinta, que se estrena el próximo 9 de noviembre, cuenta a través de tres relatos breves cómo se propaga el VIH y cómo afecta a quienes lo sufren.
Tras la tragedia china, Fitzgerald lleva la acción a su tierra natal, Canadá. Allí, Denny (Shawn Ashmore), que se gana la vida como actor porno, tiene que someterse regularmente a las pruebas del sida, un requisito indispensable para seguir con su trabajo. Sin embargo, Denny guarda un secreto: es seropositivo. Como no quiere renunciar a su empleo, falsifica las pruebas al presentar sangre de su padre, que está enfermo en un geriátrico.
Cuando su padre muere, el fraude quedará al descubierto y su familia, que depende de los ingresos del actor, tendrá que adoptar medidas drásticas para salir adelante.
La última visión sobre el sida de la película se centra en Sudáfrica, el país más afectado por la epidemia. La hermana Clara (Chloe Sevigny) visita junto a dos misioneros una clínica remota tratando de convertir al catolicismo a los pacientes moribundos.
Enseguida, la hermana Clara se implicará con una familia en el que hay cinco niños huérfanos por culpa del sida. También tratará de corregir las falsas creencias que perduran en torno al VIH, como la idea de que acostarse con una virgen puede curar el sida.
Un artículo de la revista 'British Medical Journal', que se hace eco del filme, destaca que las tres historias, a pesar de ser distintas, "están irremediablemente unidas por las circunstancias de una epidemia que se introduce en las vidas de los protagonistas".
El propio director expresaba en la revista médica: "todos sabemos que el virus muta con la exposición a otras formas de vida. En esta película he querido explorar cómo la gente también muta como resultado de su exposición al virus. En las tres historias, los cambios personales son evidentes".
Fuente: El Mundo
En el área rural de Tonghu (China), Jin Ping (Lucy Liu) monta una clínica móvil para donantes de sangre. Por cada extracción que hace paga al donante, normalmente agricultores del lugar, unos cuatro euros y almacena la muestra obtenida bajo una etiqueta que dice 'salsa roja picante'.
Ping, una joven embarazada, se gana la confianza de sus clientes al afirmar que trabaja para el Gobierno y que recoge muestras de sangre para suministrar a los hospitales. Pero, en realidad, forma parte de una red ilegal de clínicas privadas. La poca seguridad con la que realiza las extracciones pone en riesgo la salud de los donantes. Por conseguir unos euros que les hacen mucha falta, los agricultores pagarán un precio muy caro: tendrán que aprender a vivir con el VIH.
La historia de Jin Ping abre la película 'Tres agujas', en la que el director canadiense Thom Fitzgerald ofrece tres caras de una misma realidad: la epidemia del sida en el mundo. La cinta, que se estrena el próximo 9 de noviembre, cuenta a través de tres relatos breves cómo se propaga el VIH y cómo afecta a quienes lo sufren.
Tras la tragedia china, Fitzgerald lleva la acción a su tierra natal, Canadá. Allí, Denny (Shawn Ashmore), que se gana la vida como actor porno, tiene que someterse regularmente a las pruebas del sida, un requisito indispensable para seguir con su trabajo. Sin embargo, Denny guarda un secreto: es seropositivo. Como no quiere renunciar a su empleo, falsifica las pruebas al presentar sangre de su padre, que está enfermo en un geriátrico.
Cuando su padre muere, el fraude quedará al descubierto y su familia, que depende de los ingresos del actor, tendrá que adoptar medidas drásticas para salir adelante.
La última visión sobre el sida de la película se centra en Sudáfrica, el país más afectado por la epidemia. La hermana Clara (Chloe Sevigny) visita junto a dos misioneros una clínica remota tratando de convertir al catolicismo a los pacientes moribundos.
Enseguida, la hermana Clara se implicará con una familia en el que hay cinco niños huérfanos por culpa del sida. También tratará de corregir las falsas creencias que perduran en torno al VIH, como la idea de que acostarse con una virgen puede curar el sida.
Un artículo de la revista 'British Medical Journal', que se hace eco del filme, destaca que las tres historias, a pesar de ser distintas, "están irremediablemente unidas por las circunstancias de una epidemia que se introduce en las vidas de los protagonistas".
El propio director expresaba en la revista médica: "todos sabemos que el virus muta con la exposición a otras formas de vida. En esta película he querido explorar cómo la gente también muta como resultado de su exposición al virus. En las tres historias, los cambios personales son evidentes".
Fuente: El Mundo