Saturday, December 01, 2007

 
No digas, no preguntes

Cada día, las Fuerzas Armadas de EE UU expulsan a dos homosexuales, según la organización Service Members Legal Defense Networks. Dada la precariedad en que se encuentra el Ejército más poderoso del mundo, corto de tropas debido a las infinitas guerras de Irak y Afganistán, ése es un lujo que no se pueden permitir. Así lo argumentan, en pro de la seguridad nacional, veintiocho generales y almirantes retirados, que ayer pidieron al Congreso en una carta el fin de la política conocida como «No digas, no preguntes».
Con esa medida salomónica Bill Clinton quiso acabar con la 'caza de brujas' que existía entonces, hace justo doce años. Consistía en prohibir a los mandos que preguntasen a sus hombres y mujeres sobre su orientación sexual, a menos que éstos hubieran admitido ser homosexuales o lo hubieran demostrado públicamente. Así es como Rhonda Davis, una especialista de la Marina en comunicaciones, fue expulsada el año pasado después de acudir a una boda gay y reconocer en dos entrevistas que era lesbiana.
Ella es uno de los 12.000 «patriotas» afectados, especifican las organizaciones involucradas, que desde ayer están representadas en el National Mall de Washington D.C. con una bandera cada una, para recordar al Congreso su labor de derogar esta ley que consideran injusta y dañina para la seguridad nacional. El acto, en el que se leyó la carta de quienes dicen haber dedicado sus vidas «para defender el derecho de nuestros ciudadanos a creer en lo que deseen», es también el pistoletazo de salida de una campaña con la que presionar al Congreso.

Cambio de opinión

El precursor fue el general retirado John M. Shalikashvili, que en enero pasado publicó un artículo de opinión en el diario 'The New York Times' titulado «Cambio de opinión». Su palabra no sólo era la primera de la cúpula militar en agitar la polémica, enterrada durante más de una década, sino que tenía la ironía de venir de quien era jefe del Estado Mayor en el momento en que se aprobó la ley.
Entre los motivos que le habían hecho cambiar de opinión alegaba que veintidós aliados de EE UU en las operaciones de Irak y Afganistán, entre ellos España, permiten la presencia abierta de gays sin que ello cause los «problemas de cohesión y de moral» que temen los detractores. «A la luz de las evidencias acumuladas en los últimos catorce años, ahora creo que si los gays y las lesbianas sirvieran abiertamente en nuestras Fuerzas Armadas, ello no minaría su eficacia», afirmó.

Fuente: ideal.es
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