Friday, May 02, 2008

 
FUN HOME

En la novela gráfica reciente existe una tendencia dominante, encabezada por Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo, de Chris Ware (Planeta DeAgostini), que se apoya principalmente en lo visual y en los recursos formales de la propia tradición del cómic, algo que a su modo también hizo el Maus de Art Spiegelman (Reservoir Books). Frente a esa tendencia, Fun Home, Una familia tragicómica, que poco tiene que envidiar a las dos obras citadas, apuesta por una vía de inspiración más literaria, donde el peso de la narración recae en unos textos inusualmente densos.
Hasta ahora, el grueso de la carrera de Alison Bechdel (Lock Haven, Pensilvania, 1960) estaba representado por unas tiras satíricas sobre el submundo gay norteamericano tituladas Unas bollos de cuidado (La Cúpula). En Fun Home, que bien puede ser uno de los mejores tebeos autobiográficos de la historia, Bechdel hace alarde de una pasmosa valentía para rememorar su infancia y adolescencia, marcadas a hielo por la distante figura paterna.
La autora evoca una vida familiar condicionada en todo momento por la frialdad y la doble vida oculta del padre, un homosexual que nunca salió del armario a pesar de sus abundantes escarceos con adolescentes: aficionado tanto a decorar primorosamente el hogar como a aparentar ser un marido ideal, Bruce Bechdel, un profesor de inglés que además regentaba la funeraria del pueblo, "no utilizaba su artificioso ingenio para hacer cosas, sino para hacer que las cosas parecieran lo que no eran", se dice en la página 16. En una rara paradoja de la vida, la autora descubrió pronto su propia condición de lesbiana, pero, demostrando pertenecer a una generación distinta, la asumió y reveló al mundo inmediatamente. Justo a raíz de eso se enteró del oscuro secreto de su progenitor.
Bechdel intercala en su narración frecuentes paralelismos literarios, citando a Homero, Albert Camus, William Faulkner, Scott Fitzgerald, James Joyce y otros grandes nombres obligatorios. Aunque pueda parecerlo al principio, los símiles literarios no resultan gratuitos ni pedantes. Al contrario, proceden de los libros que su padre le recomendaba leer, una ficción a través de la cual aquella niña intentaba comprenderle a él, a su extraña relación matrimonial y a su ausencia de grandes o pequeñas demostraciones afectivas.
A falta de comunicación, la hija aprendió a relacionarse con el mundo a través de la literatura. Pero Bechdel no solo es una escritora excelente, también es una dibujante versátil e ingeniosa que no olvida que está realizando un cómic. Sus dibujos no se limitan a ilustrar los textos y suelen expresar ideas complementarias o distintas, ya sea con la imagen elegida, la estructura de página o la línea del trazo, capaz por sí sola de representar las emociones reprimidas que impregnan el tono de la obra. Por PEPO PÉREZ en El Periódico

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