Wednesday, July 09, 2008

 
Parejas gay y lesbianas musulmanas se reúnen en Indonesia para analizar su situación


Grupos LGBT de toda Asia han unido fuerzas en una red internacional, multireligiosa, pero de mayoría musulmana, para conseguir que sus derechos civiles sean reconocidos oficialmente por los Estados en que viven.
Esta fue una de las conclusiones del Congreso celebrado en Nusa Dua, en la isla de Bali. Veintiún participantes de Indonesia, Bangladesh, India, Pakistán y hasta ocho países de la Asia de mayoría musulmana, incluyendo representantes chinos, han acordado “que sean los países los que se comprometan a garantizar nuestros derechos como con el resto de ciudadanos”, declaró Rio Triawan, presidente de Arus Pelangi, organización que acogía el Congreso.
Según Rio Triawan, la comunidad LGTB asiática afronta problemas similares de visibilidad, violencia y respeto, independientemente de su origen étnico o religioso. “Todos sufrimos estigma, discriminación y persecución, tanto por grupos religiosos como de la ignorancia de los Estados”.

La enseñanza religiosa

Concretamente en Indonesia, al tener una educación religiosa que considera la pareja heterosexual la óptima, es común que grupos de adolescentes acosen y maltraten no sólo a homosexuales y lesbianas sino también a transexuales.
Aunque no existen leyes que condenen civilmente la homosexualidad en Indonesia, el estigma, los despidos, el aislamiento social y familiar y, en resumen, la hostilidad continúan, tanto en el ámbito rural como urbano..
Los colectivos participantes reivindican sus derechos como parte de los Derechos Humanos, que han de ser reconocidos internacionalmente por todos los Estados y grupos étnicos y religiosos. “Simplemente queremos que se nos trate como otros ciudadanos y ciudadanas”, continúa Rido, “ni queremos ser ejemplares, simplemente ser tratados humanamente”, concluye en su declaración en el Congreso.

Lesbianas, la peor parte

La activista cingalesa Rosanda Flamer-Caldera participó en el Congreso hablando de la situación de las mujeres lesbianas y transexuales en su país, que a diferencia de Indonesia sí castiga la homosexualidad como una forma de prostitución (en otros países, se considera adulterio, incluso en casos de parejas estables).
“Ser lesbiana en Sri Lanka”, declaró, “significa ser una criminal. Esa es la razón por la que nos volvemos invisibles”. Caldera continuó con una relación de los casos de abusos a que son sometidos los homosexuales y lesbianas cingaleses y que nunca son reportados a la Policía, precisamente porque, junto a la protección frente al agresor, se podrían presentar cargos contra ellos por el mero hecho de reconocerse homosexuales públicamente.
Las declaraciones de los participantes han sido seguidas con interés por los medios indonesios, así como por el cineasta Parvez Sharma y el blog Queer Muslim Revolution.
A pesar del carácter innovador de este Congreso, pocos medios, y prácticamente ninguna asociación de protección LGTB del mundo occidental, se han hecho eco del mismo.

Fuente:Enewspaper
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