Thursday, August 07, 2008

 
En uno de cada 5 hogares mexicanos hay alguien que no es heterosexual


En uno de cada cinco hogares mexicanos existe alguien que tiene una orientación diferente a la heterosexual, informó Luis Perelman, representante para América Latina de la Asociación Internacional de Familias por la Diversidad Sexual.
Sin embargo –dijo–, los gobiernos todavía no aprecian el papel esencial de las familias en la lucha contra el sida; las ven que rechazan a sus hijos, pero no se dan cuenta de que el apoyo incondicional “no cuesta los millones (de pesos) de las medicinas. Es abundante, no se agota, está a la mano y tiene efectos muy positivos en la personas con VIH”.
No obstante, agregó el también sexólogo, para ello hay que educar a las familias contra la homofobia, porque la experiencia de su asociación ha demostrado que, con información, los hogares pueden ayudar a reducir los riesgos de que sus hijos contraigan el VIH.
“Cuando los padres se enteran de que su hijo es gay, lo primero que imaginan es que va a participar en orgías, se va a desnudar en la calle o se va a vestir con plumas y lentejuelas. Eso es desinformación, porque ser gay no es otra cosa que sentir atracción erótica y romántica, de manera constante, por alguien del mismo sexo”
Explica que los padres de la población LGBT (lésbico, gay, bisexual y trangénero) se comunican a su asociación para que “quiten lo homosexual a sus hijos”.
“Un día llamó un señor ofreciendo dos vacas y una parcelita si le curaba a su hijo. A veces los padres van a terapias de charlatanes, u optan por la presión familiar, el chantaje o las amenazas de correrlos de la casa o desheredarlos, con tal de que cambien o se casen”.
Marco Antonio Reyes Alcalá es padre de un hombre de 34 años, homosexual y seropositivo. Reconoce que, al ser parte de una sociedad machista, cuando supo la tendencia sexual de su hijo le costó aceptarlo, pero hoy, no sólo habla con él “de sus pretendientes”, sino que proyecta fundar una organización para asesorar a padres de la comunidad LGBT en temas sobre diversidad sexual.
Cuando este veracruzano recuerda el 13 de abril 1997, se le empañan los ojos, porque fue ese día cuando le dieron el resultado de la prueba de Elisa de su hijo. “Todavía recuerdo cuando la doctora nos llamó y nos dijo que tenía una mala noticia. Fue muy duro, porque lo primero que piensa uno como padre es que tu hijo va a morir. Sin embargo, ya han pasado muchos años y él se siente muy fuerte física y mentalmente”.
Rocío Martínez, quien es parte de la asociación, tiene un hijo gay de 20 años. Como muchas madres, tuvo que afrontar las “culpas” que le echaba su marido por la homosexualidad de su hijo. “Es por tus genes, porque lo apachas mucho”. Fuente: La Jornada

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