Tuesday, November 25, 2008
En las nuevas tribus urbanas la sexualidad se vive sin tabúes
Pá, tengo un problema: me gustan las chicas y los chicos", dice que le confesó. David C. (18 años), recién llegaba a su casa en Caballito. Había estado en "la Plop", una fiesta que organizan en el Teatro Fénix en Flores, al que las nuevas tribus urbanas suelen ir los viernes y sábados. Es la última "onda".
Cuenta que esa noche se "chapó" a tres mujeres y a dos varones. "No fue la primera vez, pero fue récord", bromea. Y vuelve: "¿Qué me dijo mi papá? Se quedó callado. Se lo fue a contar a mi mamá y no me hablaron por una semana. Después, me dijeron que si a mí me hacía feliz, estaba todo bien". David es uno de los tantos adolescentes de las nuevas tribus urbanas de entre 14 y 18 de años de la "Generación B", que se define como bisexual o que admite que "le da lo mismo, que besa o 'curte' con la persona que le atrae sin importar su sexo". Clarín lo comprobó charlando con chicos floggers y recorriendo los boliches gay friendly y otros igualmente permisivos, donde -dicen- experimentan esa curiosidad que sienten por tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo y del opuesto.
Los expertos coinciden en que está más de moda expresar la bisexualidad que el ser bisexual. Tanto, que el 18 de noviembre la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) presentó una guía de consejos para "salir del closet" en el Colegio Nacional Buenos Aires. Lo organizó la comisión de diversidad del Centro de Estudiantes.
Para los adolescentes de las nuevas tribus, los tabúes no existen. No hay blancos ni negros. Y todos aseguran que cada vez son más los chicos y las chicas que confiesan su bisexualidad y la viven con naturalidad, sin miedos ni prejuicios. Y hasta se animan a decirle a sus padres, que, a su vez, hacen un mayor esfuerzo por entender. O al menos, eso dicen los chicos.
Adriana Arteaga, psicóloga del equipo de sexualidad adolescente EPSYCO, afirma que la bisexualidad no es un enfermedad. "No hay estudios científicos que lo comprueben. Tampoco se sabe si es genético o psicológico". Y explica porqué: "Es una condición natural del hombre". Isabel Boschi, presidenta de la Federación Sexológica Argentina, lo detalla: "Las dudas sobre la sexualidad existieron desde siempre con marcas de la época. Sólo que ahora se ven más con las nuevas tribus porque son más libres para hablar de su sexualidad. Con una marca posmoderna, y una sociedad más permisiva. Estos chicos no están confundidos. Prueban y juegan. Es ensayo y error. Llaman la atención. Son las nuevas actitudes revolucionarias del adolescente".
Daniel Jones, investigador del grupo de estudio sobre sexualidad del Instituto Germani, también habla de una revolución, pero sexual y futura. "Los chicos se animan a expresar una sexualidad distinta en la medida que hay mayor disidencia. Dicen bisexuales para la mirada de los adultos, que necesitan un nombre porque no entienden. No pasa sólo en las tribus urbanas". Para Alejandra Landoni, presidenta de Asociación Prisma, está potenciada por las nuevas tribus porque expresan mucho su androginia. "Ellas parecen chicos: usan ropa holgada, pelo corto y no les importa cuidar su peso. Y ellos parecen chicas: son muy delgados y usan ropa ajustada, pantalones chupines, remeras al cuerpo, el pelo largo planchado y usan cremas y se maquillan porque les importa el cuidado de la piel", describe.
Hugo Marietan, psiquiatra de adolescentes, dice: "Es por apariencia o curiosidad no porque les guste estar con una chica o un chico. Después es muy probable que se arrepientan". No es el único que mira a futuro. Jones asegura "que las chicas se animen a explorar más allá de la heterosexualidad no significa que la bisexualidad y la androginia sean el destino de estos jóvenes. No todos los adolescentes y jóvenes que mantienen relaciones sexuales con personas del mismo sexo son gays o lesbianas".
Fuente: El Clarín
Pá, tengo un problema: me gustan las chicas y los chicos", dice que le confesó. David C. (18 años), recién llegaba a su casa en Caballito. Había estado en "la Plop", una fiesta que organizan en el Teatro Fénix en Flores, al que las nuevas tribus urbanas suelen ir los viernes y sábados. Es la última "onda".
Cuenta que esa noche se "chapó" a tres mujeres y a dos varones. "No fue la primera vez, pero fue récord", bromea. Y vuelve: "¿Qué me dijo mi papá? Se quedó callado. Se lo fue a contar a mi mamá y no me hablaron por una semana. Después, me dijeron que si a mí me hacía feliz, estaba todo bien". David es uno de los tantos adolescentes de las nuevas tribus urbanas de entre 14 y 18 de años de la "Generación B", que se define como bisexual o que admite que "le da lo mismo, que besa o 'curte' con la persona que le atrae sin importar su sexo". Clarín lo comprobó charlando con chicos floggers y recorriendo los boliches gay friendly y otros igualmente permisivos, donde -dicen- experimentan esa curiosidad que sienten por tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo y del opuesto.
Los expertos coinciden en que está más de moda expresar la bisexualidad que el ser bisexual. Tanto, que el 18 de noviembre la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) presentó una guía de consejos para "salir del closet" en el Colegio Nacional Buenos Aires. Lo organizó la comisión de diversidad del Centro de Estudiantes.
Para los adolescentes de las nuevas tribus, los tabúes no existen. No hay blancos ni negros. Y todos aseguran que cada vez son más los chicos y las chicas que confiesan su bisexualidad y la viven con naturalidad, sin miedos ni prejuicios. Y hasta se animan a decirle a sus padres, que, a su vez, hacen un mayor esfuerzo por entender. O al menos, eso dicen los chicos.
Adriana Arteaga, psicóloga del equipo de sexualidad adolescente EPSYCO, afirma que la bisexualidad no es un enfermedad. "No hay estudios científicos que lo comprueben. Tampoco se sabe si es genético o psicológico". Y explica porqué: "Es una condición natural del hombre". Isabel Boschi, presidenta de la Federación Sexológica Argentina, lo detalla: "Las dudas sobre la sexualidad existieron desde siempre con marcas de la época. Sólo que ahora se ven más con las nuevas tribus porque son más libres para hablar de su sexualidad. Con una marca posmoderna, y una sociedad más permisiva. Estos chicos no están confundidos. Prueban y juegan. Es ensayo y error. Llaman la atención. Son las nuevas actitudes revolucionarias del adolescente".
Daniel Jones, investigador del grupo de estudio sobre sexualidad del Instituto Germani, también habla de una revolución, pero sexual y futura. "Los chicos se animan a expresar una sexualidad distinta en la medida que hay mayor disidencia. Dicen bisexuales para la mirada de los adultos, que necesitan un nombre porque no entienden. No pasa sólo en las tribus urbanas". Para Alejandra Landoni, presidenta de Asociación Prisma, está potenciada por las nuevas tribus porque expresan mucho su androginia. "Ellas parecen chicos: usan ropa holgada, pelo corto y no les importa cuidar su peso. Y ellos parecen chicas: son muy delgados y usan ropa ajustada, pantalones chupines, remeras al cuerpo, el pelo largo planchado y usan cremas y se maquillan porque les importa el cuidado de la piel", describe.
Hugo Marietan, psiquiatra de adolescentes, dice: "Es por apariencia o curiosidad no porque les guste estar con una chica o un chico. Después es muy probable que se arrepientan". No es el único que mira a futuro. Jones asegura "que las chicas se animen a explorar más allá de la heterosexualidad no significa que la bisexualidad y la androginia sean el destino de estos jóvenes. No todos los adolescentes y jóvenes que mantienen relaciones sexuales con personas del mismo sexo son gays o lesbianas".
Fuente: El Clarín