Tuesday, December 23, 2008

 
Sexo sin tabúes en el mundo flogger


A cuarenta años de la década del 60 que proclamó el amor libre, los adolescentes del siglo XXI parecen vivir con fuerza bajo los preceptos de sus abuelos hippies. Dentro de los jóvenes, la tribu de los floggers son uno de los más populares y en ellos se posan todas las miradas en el momento de analizar cómo viven el sexo los chicos.
Hay algunos indicios. Por ejemplo, dentro de la comunidad flogger la palabra "novio/a" ya no se usa como antes. Entre los adolescentes está aceptado el ensayo y error. Por eso la monogamia dura apenas unas semanas.
Los expertos también coinciden en que el sexo oral se convirtió en una especie de ritual de iniciación a la sexualidad, un acto que suele darse en el contexto de una complicidad grupal y que busca, al igual que las relaciones por Internet, un placer instantáneo, veloz, acorde con los usos y costumbres actuales.
Además, la iniciación sexual se manifiesta más tempranamente ahora que en el cercano siglo XX. Hace una década, la primera vez se daba a los 16 ó 17 años en la Argentina. Hoy, la edad del debut se ubica en los 15 años, según estudios.
Al respecto, un reciente informe del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) revela que una de cada diez nenas de 12 años ya se inició sexualmente. La mayoría de los adolescentes, el 68 por ciento de esta encuesta, debuta entre los 14 y los 15 años. Y apenas un tercio de los padres dialoga abiertamente sobre sexualidad con sus hijos.

La noche de los floggers

Uno de los lugares donde se concentran los floggers son las fiestas Plop, que se desarrollan en una discoteca del barrio de Flores. Allí, miles de chicos bailan todos los sábados al ritmo de la música electrónica. Se ven muchas cámaras de foto y celulares prendidos mientras adolescentes del mismo sexo se besan y acarician en los reservados. Por eso se autoproclaman como la "Generación B", ya que viven su bisexualidad sin tabúes.
Los floggers toman poco alcohol, a lo sumo alguna cerveza, y mucha agua mineral. Llevan su celular toda la noche en la mano y es común verlos sacarse la clásica foto de propia para subirla en la madrugada, antes de que termine el sábado a la noche.
Julieta, de 19 años, vestida con los chupines y la remera de colores, uniforme reglamentario para la noche en la Plop, le cuenta a Terra que ella en la discoteca "busca "indistintamente un amor ya sea masculino o femenino. "Lo mejor es que te comprenda y pueda tener vibraciones parecidas, no importa el sexo", asegura.
En tanto, el padre de Marco, el Principito, uno de los flogger más famoso junto con Cumbio, le cuenta a Terra que "trata de estar junto a su hijo el mayor tiempo posible para evitar las 'malas compañías'. Es fundamental el control cuando navega por Internet o en las fiestas".

Heteros, homos y bi

"Hace diez años era más común no aceptar la sexualidad de los jóvenes. Desde entonces cambiaron muchas cosas: la visibilidad de gays, lesbianas y transexuales, por ejemplo, ayudó mucho. Sin embargo, esto no significa que los chicos dejen de ser acosados en la escuela y por sus compañeros", reflexiona Luis de Grazia, coordinador del grupo de jóvenes de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
Y aclara Grazia: "La ambigüedad sexual tiene su costo. Hay otros chicos, adultos o incluso medios que los tildan de putos, aunque ellos no compran esos prejuicios".
En ese sentido, la irrupción de Cumbio en el mundo flogger ayudó a vencer los prejuicios sobre la sexualidad adolescente. Agustina Vivero hace un culto de la ambigüedad y reconoció que tiene novia.
"Tengo algunas cosas claras: tengo novia y estoy enamorada de esa persona, y nadie me puede cuestionar nada porque es mi vida –le cuenta Cumbio a Terra-. Otros temas no los tengo tan definidos: no sé si soy bisexual o qué".
La chica símbolo-flogger indica que ahora "la sexualidad es un tema que está más expuesto, aunque no sé si hay más gays que antes. Lo que sí es clave es que ahora ya no te tiene que importar qué está pensando de vos otra persona, sino qué es lo que te hace feliz".
Muchos dicen que los floggers son gays o bisexuales, porque varones y mujeres usan el mismo peinado y los mismos atuendos. Hoy es difícil distinguirlos, pero Facundo, de 21 años, sostiene que eso no tiene nada que ver con la homosexualidad.
"Yo uso chupines de colores, soy gay y tengo un fotolog, pero no soy un flogger: no voy a sus fiestas ni a los shoppings, no hablo como ellos ni bailo ese pasito que parece como si estuvieran pisando cucarachas", explica ofuscado ante la pregunta de Terra.
En ese sentido, el sociólogo Daniel Jones, investigador del grupo de estudios sobre sexualidad del Instituto Gino Germani, ensaya: "Acaso por el deseo de los adultos por mantenerse jóvenes siempre, su mirada se exacerba sobre la sexualidad adolescente. Pero que los chicos, y en especial las chicas, se animen a explorar más allá de los mandatos no significa que la bisexualidad y la androginia sean el destino de estos jóvenes".
Los padres no entienden la súbita "epidemia" de ambigüedad, homo y bisexualidad. "Por un lado, el mundo joven les resulta opaco a los padres. Por el otro, los adolescentes de las grandes urbes y de clase media hoy se muestran mucho más públicamente, mientras experimentan con su sexualidad y usan una estética más andrógina", agrega Jones.
Así, los chicos del siglo XXI parecen tener una relación con el sexo más libre que generaciones anteriores. Como siempre, los padres los miran azorados e intentan comprender sus acciones. Quizá, la misma historia que se repite de generación en generación.

Fuente: Terra
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