Thursday, February 26, 2009
El fútbol se resiste a salir del armario
De homosexualidad no se habla en el fútbol. Tema tabú. Se pueden contar con los dedos de una mano, y sobrarían, los jugadores que se han atrevido a revelar que son gays. Pero si un ocho por ciento de la población mundial es homosexual, ¿no hay futbolistas gays? Sí, pero hay cierta unanimidad: el machismo que impera en el fútbol impide que los jugadores homosexuales den el paso y salgan del armario. El miedo a la reacción de la grada y a los compañeros de vestuario puede más.
En la literatura, en el cine, en la música, incluso en muchos deportes, no es nada extraño que hombres y mujeres revelen que son homosexuales. No en vano, si, según los estudios, un ocho por ciento de la población mundial es gay, lo normal es que ese dato estadístico se cumpla en muchas disciplinas de la vida. Pero en el fútbol, no. Aparentemente, claro. En el mundo del fútbol prácticamente no hay hombres que se hayan atrevido a dar el paso de salir del armario. ¿No hay también un 8% de gays? Seguramente sí. ¿Qué impide que públicamente puedan reconocerlo? Hay cierta unanimidad: el machismo que impera en este deporte, que hasta puede rozar la homofobia. Un jugador que confesara que es gay sería pasto de una parte de la grada, blanco de los cánticos y víctima de los insultos.
Ejemplos que pueden justificar esta aseveración los hay. Y muchos. Que un juez brasileño mantenga sin ningún rubor en una sentencia que "el fútbol es un juego viril, no homosexual" y que recomiende que un jugador gay debe abandonar las canchas o montar un equipo aparte, desde luego, no va a contribuir a la acabar con la homofobia en los estadios.
Como tampoco es muy tranquilizador que el ex director general del Juventus de Turín, Luciano Moggi, afirme que en el mundo del fútbol no hay homosexuales, rematando la faena con un argumento tan científico como que un gay "no puede ser futbolista" y que se opone a la presencia de homosexuales en los equipos.
Con este caldo de cultivo no es de extrañar que el ex intermediario de fútbol, Josep Maria Minguella, relate en su libro "Casi toda la verdad" que el actual entrenador del FC Barcelona, Josep Guardiola, abandonó el Barça para irse al Sampdoria cuando era jugador "debido a que en el entorno del club y en los medios empezaron a comentar aspectos de su vida privada y se aseguró que era homosexual". Y está escrito negro sobre blanco.
El defensa del Real Madrid, Fabio Cannavaro, no tuvo inconveniente en declarar que "convivir con jugadores gays puede traer problemas y provocar situaciones embarazosas".
Y hay decenas de citas parecidas que constatan el machismo en el fútbol.
Confesión pública
Justin Fashanu fue el primer futbolista negro valorado en un millón de libras en el Reino Unido. Los pagó el Nottingham Forest en 1981. Todo iba bien hasta que en 1990 confesó públicamente que era gay. Y empezaron los problemas. Se daban dos condicionantes perfectos para el acoso: discriminación sexual y racismo. Una vez retirado, y después de ser acusado en extrañas circunstancias, que algunos interpretaron como un chantaje, de violar a un joven de 17 años. En 1998 Fashanu fue encontrado ahorcado en un garaje público.
El ex jugador del Chelsea, Graeme Le Saux, fue acosado durante sus 14 años de carrera por una supuesta homosexualidad que le costó persecuciones dentro y fuera del campo. Y todo porque se decía que frecuentaba galerías de arte y leía The Guardian, el periódico de los intelectuales ingleses.
Aunque en este desierto poco alentador aparecen oasis que también invitan al optimismo. Carlos Marchena, jugador del Valencia CF, reconoce en una entrevista en Levante-EMV, que es raro que ningún jugador anuncie su homosexualidad "porque simplemente por estadística sí debería haber gente homosexual, pero este mundo es un poco machista y, si hay alguien de esa tendencia, creo que no se ha atrevido a decirlo; tampoco creo que debería ser un atrevimiento, sino expresar públicamente lo que cada uno es y punto". Incluso no tiene reparo alguno en afirmar que está a favor de que a la unión entre dos personas del mismo sexo se le denomine matrimonio. "Pienso que el amor es libre y cada uno puede tener la tendencia sexual que quiera y nadie te puede decir con quién tienes o debes estar", cuenta el jugador valencianista.
Y otro ejemplo es el jugador del Levante UD, Gorka Larrea, que no cree que el mundo del fútbol sea una excepción y si el ocho por ciento de la población mundial es gay, "un porcentaje parecido tiene que haber en el fútbol, no tiene porque ser diferente. Otra cosa es que el jugador de fútbol quiera salir del armario como se dice ahora".
Jugadoras lesbianas
Larrea cree que si ningún jugador profesional gay da el paso y revela su orientación sexual es porque "igual está más cómodo así. Hay que tener en cuenta la repercusión que tiene el fútbol a todos los niveles: social, mediático. etc. y, quizás, decir que eres gay sería algo muy llamativo". El jugador azulgrana no cree que la razón de esta situación se deba a que el fútbol está rodeado de un ambiente machista. "Yo no creo que en el fútbol domine el machismo o la homofobia, no es eso. Por ejemplo, en el fútbol femenino hay muchas jugadoras que son lesbianas y no pasa nada. Nadie se mete con ellas. Yo creo que, en parte, todo es cuestión de tiempo, que todo se vaya normalizando. La sociedad va avanzando, va aceptando que no todo el mundo es igual, y en el fútbol masculino irá aceptando está realidad sin problemas".
Larrea no tendría "ningún problema" en compartir vestuario con un jugador homosexual. "Es una cuestión de respeto a la persona, a mi me da igual la orientación sexual que tenga un compañero".
Fuente:Levante-emv.com
De homosexualidad no se habla en el fútbol. Tema tabú. Se pueden contar con los dedos de una mano, y sobrarían, los jugadores que se han atrevido a revelar que son gays. Pero si un ocho por ciento de la población mundial es homosexual, ¿no hay futbolistas gays? Sí, pero hay cierta unanimidad: el machismo que impera en el fútbol impide que los jugadores homosexuales den el paso y salgan del armario. El miedo a la reacción de la grada y a los compañeros de vestuario puede más.
En la literatura, en el cine, en la música, incluso en muchos deportes, no es nada extraño que hombres y mujeres revelen que son homosexuales. No en vano, si, según los estudios, un ocho por ciento de la población mundial es gay, lo normal es que ese dato estadístico se cumpla en muchas disciplinas de la vida. Pero en el fútbol, no. Aparentemente, claro. En el mundo del fútbol prácticamente no hay hombres que se hayan atrevido a dar el paso de salir del armario. ¿No hay también un 8% de gays? Seguramente sí. ¿Qué impide que públicamente puedan reconocerlo? Hay cierta unanimidad: el machismo que impera en este deporte, que hasta puede rozar la homofobia. Un jugador que confesara que es gay sería pasto de una parte de la grada, blanco de los cánticos y víctima de los insultos.
Ejemplos que pueden justificar esta aseveración los hay. Y muchos. Que un juez brasileño mantenga sin ningún rubor en una sentencia que "el fútbol es un juego viril, no homosexual" y que recomiende que un jugador gay debe abandonar las canchas o montar un equipo aparte, desde luego, no va a contribuir a la acabar con la homofobia en los estadios.
Como tampoco es muy tranquilizador que el ex director general del Juventus de Turín, Luciano Moggi, afirme que en el mundo del fútbol no hay homosexuales, rematando la faena con un argumento tan científico como que un gay "no puede ser futbolista" y que se opone a la presencia de homosexuales en los equipos.
Con este caldo de cultivo no es de extrañar que el ex intermediario de fútbol, Josep Maria Minguella, relate en su libro "Casi toda la verdad" que el actual entrenador del FC Barcelona, Josep Guardiola, abandonó el Barça para irse al Sampdoria cuando era jugador "debido a que en el entorno del club y en los medios empezaron a comentar aspectos de su vida privada y se aseguró que era homosexual". Y está escrito negro sobre blanco.
El defensa del Real Madrid, Fabio Cannavaro, no tuvo inconveniente en declarar que "convivir con jugadores gays puede traer problemas y provocar situaciones embarazosas".
Y hay decenas de citas parecidas que constatan el machismo en el fútbol.
Confesión pública
Justin Fashanu fue el primer futbolista negro valorado en un millón de libras en el Reino Unido. Los pagó el Nottingham Forest en 1981. Todo iba bien hasta que en 1990 confesó públicamente que era gay. Y empezaron los problemas. Se daban dos condicionantes perfectos para el acoso: discriminación sexual y racismo. Una vez retirado, y después de ser acusado en extrañas circunstancias, que algunos interpretaron como un chantaje, de violar a un joven de 17 años. En 1998 Fashanu fue encontrado ahorcado en un garaje público.
El ex jugador del Chelsea, Graeme Le Saux, fue acosado durante sus 14 años de carrera por una supuesta homosexualidad que le costó persecuciones dentro y fuera del campo. Y todo porque se decía que frecuentaba galerías de arte y leía The Guardian, el periódico de los intelectuales ingleses.
Aunque en este desierto poco alentador aparecen oasis que también invitan al optimismo. Carlos Marchena, jugador del Valencia CF, reconoce en una entrevista en Levante-EMV, que es raro que ningún jugador anuncie su homosexualidad "porque simplemente por estadística sí debería haber gente homosexual, pero este mundo es un poco machista y, si hay alguien de esa tendencia, creo que no se ha atrevido a decirlo; tampoco creo que debería ser un atrevimiento, sino expresar públicamente lo que cada uno es y punto". Incluso no tiene reparo alguno en afirmar que está a favor de que a la unión entre dos personas del mismo sexo se le denomine matrimonio. "Pienso que el amor es libre y cada uno puede tener la tendencia sexual que quiera y nadie te puede decir con quién tienes o debes estar", cuenta el jugador valencianista.
Y otro ejemplo es el jugador del Levante UD, Gorka Larrea, que no cree que el mundo del fútbol sea una excepción y si el ocho por ciento de la población mundial es gay, "un porcentaje parecido tiene que haber en el fútbol, no tiene porque ser diferente. Otra cosa es que el jugador de fútbol quiera salir del armario como se dice ahora".
Jugadoras lesbianas
Larrea cree que si ningún jugador profesional gay da el paso y revela su orientación sexual es porque "igual está más cómodo así. Hay que tener en cuenta la repercusión que tiene el fútbol a todos los niveles: social, mediático. etc. y, quizás, decir que eres gay sería algo muy llamativo". El jugador azulgrana no cree que la razón de esta situación se deba a que el fútbol está rodeado de un ambiente machista. "Yo no creo que en el fútbol domine el machismo o la homofobia, no es eso. Por ejemplo, en el fútbol femenino hay muchas jugadoras que son lesbianas y no pasa nada. Nadie se mete con ellas. Yo creo que, en parte, todo es cuestión de tiempo, que todo se vaya normalizando. La sociedad va avanzando, va aceptando que no todo el mundo es igual, y en el fútbol masculino irá aceptando está realidad sin problemas".
Larrea no tendría "ningún problema" en compartir vestuario con un jugador homosexual. "Es una cuestión de respeto a la persona, a mi me da igual la orientación sexual que tenga un compañero".
Fuente:Levante-emv.com