Monday, April 27, 2009
Judíos ortodoxos salen del clóset
El judaísmo ortodoxo y la homosexualidad son dos facetas difíciles de conjugar que se abrazan en una exposición en Jerusalén en la que un grupo de artistas religiosos “sale del armario” a través de sus obras. Los catorce protagonistas de la muestra Salir del Arca Sagrada: Belleza, Creencias e Identidad se enfrentaron de distinta forma al choque entre su condición de homosexuales y su profunda fe y educación judía.
Algunos se vieron obligados a abandonar sus creencias para sentirse libres, otros optaron por ocultar a su comunidad sus tendencias sexuales y los más valientes las hicieron públicas y se enfrentaron al ostracismo social. “No yacerás con un hombre como se yace con una mujer, es una abominación” (Levítico, 18:22) es el controvertido párrafo de la Torá que condena a los gays judíos creyentes al desgarro entre su identidad sexual y su religión.
Avi Rose, uno de los artistas que exponen sus obras en la muestra, entiende que ese verso “está abierto a diferentes interpretaciones” y, desde su fe judía sin fisuras, siente que Dios lo ama “igual que al resto de la humanidad”. Junto con su marido forma el primer matrimonio homosexual reconocido legalmente en Israel y vive abiertamente su condición, algo que no pueden hacer varios de sus colegas de la exposición, que presentan sus obras bajo nombres ficticios.
Identidad sexual y judía. Las fotos y los cuadros transmiten sus miedos, dudas, fe, sensualidad y sensación de opresión. Algunos artistas recurren a imágenes controvertidas, como una mujer con los brazos cubiertos por las filactelias que se colocan los hombres para el rezo de la mañana o dos varones ataviados con el manto religioso para la oración (talit) acariciándose cariñosamente las manos.
La muestra, según explica la curadora de la exposición, Ofra Zucker, trata de poner sobre la mesa “la conexión entre la identidad homosexual y la identidad judía”, un tema del que “muchos no quieren hablar porque no creen que se pueda ser gay y ortodoxo al mismo tiempo”.
Pero sí se puede, como demuestran más de trescientos hombres y mujeres ortodoxos y gays de Jerusalén que se reúnen periódicamente en los grupos Jevruta y Bat Kol para tratar sobre sus problemas y puntos en común. Rose, profesor de Historia del Arte y del sionismo de origen canadiense que se define como “un judío tradicional, homosexual y casado”, entiende que “hay que hacer un ejercicio de integración y vivir plenamente ambas identidades”. Pese a reconocer que no puede ignorar el Levítico, ni dejar de constatar que “el judaísmo lo discrimina”, asegura que puede vivir con ello y buscar un equilibrio. En una situación parecida se encuentra Dina Berman, que forma parte de Bat Kol, un grupo de mujeres religiosas gays en el que recuperó el sentimiento de pertenencia a una comunidad, ya que la sociedad ortodoxa de la que procede “no aprueba que sea lesbiana”.
Rose y Berman coinciden en que cada vez hay más entornos en los que pueden vivir libremente su identidad. “Jerusalén está creando una revolución ortodoxa”, asegura Rose. “Hay sinagogas donde la gente como nosotros puede ir y sentirse a gusto y hay rabinos que hablan de aceptar a la gente en un nivel más profundo. Está ocurriendo y somos parte de ello sólo por no renunciar a ser quienes somos”, afirma.
Decisión polémica: aceptan las uniones gay y la homosexualidad de los rabinos
El organismo más importante del judaísmo Masorti (conservadurismo judío), un movimiento mundial de esta religión, ha aceptado la ordenación de rabinos homosexuales y la celebración de compromisos entre personas del mismo sexo.
Esta decisión, que llega tras años de debate, fue denunciada por los más tradicionalistas de esta agrupación como un claro indicio de que este movimiento del conservadurismo judío había abandonado su compromiso de adherirse siempre a la ley judía, pero celebrado por otros como una muy esperada maniobra hacia la igualdad.
“Vemos esto como un gran paso adelante”, dijo Sarah Freidson, estudiante rabínica y copresidenta de Keshet en Nueva York, un grupo con ramificaciones en todo el mundo de estudiantes del Seminario de Teología Judía que presiona por el cambio y la diversidad sexual, según The New York Times.
De las tres resoluciones que se debían adoptar sobre la cuestión de los rabinos homosexuales, los 25 rabinos que conforman el comité legislativo de este organismo aprobaron una a favor, y votaron en contra de dos. De esta manera, el comité delegó en las sinagogas la misión de decidir si aceptan o rechazan rabinos homosexuales y celebran compromisos del mismo sexo.
“Creemos en el pluralismo”, dijo el rabino Kassel Abelson, presidente del panel del Comité sobre Ley Judía y los Estándares de la Asamblea Rabínica.
En protesta, cuatro rabinos conservadores dimitieron del comité legal, agregando que esta decisión viola la ley judía, o Halajá.
Fuente: Critica Digital
El judaísmo ortodoxo y la homosexualidad son dos facetas difíciles de conjugar que se abrazan en una exposición en Jerusalén en la que un grupo de artistas religiosos “sale del armario” a través de sus obras. Los catorce protagonistas de la muestra Salir del Arca Sagrada: Belleza, Creencias e Identidad se enfrentaron de distinta forma al choque entre su condición de homosexuales y su profunda fe y educación judía.
Algunos se vieron obligados a abandonar sus creencias para sentirse libres, otros optaron por ocultar a su comunidad sus tendencias sexuales y los más valientes las hicieron públicas y se enfrentaron al ostracismo social. “No yacerás con un hombre como se yace con una mujer, es una abominación” (Levítico, 18:22) es el controvertido párrafo de la Torá que condena a los gays judíos creyentes al desgarro entre su identidad sexual y su religión.
Avi Rose, uno de los artistas que exponen sus obras en la muestra, entiende que ese verso “está abierto a diferentes interpretaciones” y, desde su fe judía sin fisuras, siente que Dios lo ama “igual que al resto de la humanidad”. Junto con su marido forma el primer matrimonio homosexual reconocido legalmente en Israel y vive abiertamente su condición, algo que no pueden hacer varios de sus colegas de la exposición, que presentan sus obras bajo nombres ficticios.
Identidad sexual y judía. Las fotos y los cuadros transmiten sus miedos, dudas, fe, sensualidad y sensación de opresión. Algunos artistas recurren a imágenes controvertidas, como una mujer con los brazos cubiertos por las filactelias que se colocan los hombres para el rezo de la mañana o dos varones ataviados con el manto religioso para la oración (talit) acariciándose cariñosamente las manos.
La muestra, según explica la curadora de la exposición, Ofra Zucker, trata de poner sobre la mesa “la conexión entre la identidad homosexual y la identidad judía”, un tema del que “muchos no quieren hablar porque no creen que se pueda ser gay y ortodoxo al mismo tiempo”.
Pero sí se puede, como demuestran más de trescientos hombres y mujeres ortodoxos y gays de Jerusalén que se reúnen periódicamente en los grupos Jevruta y Bat Kol para tratar sobre sus problemas y puntos en común. Rose, profesor de Historia del Arte y del sionismo de origen canadiense que se define como “un judío tradicional, homosexual y casado”, entiende que “hay que hacer un ejercicio de integración y vivir plenamente ambas identidades”. Pese a reconocer que no puede ignorar el Levítico, ni dejar de constatar que “el judaísmo lo discrimina”, asegura que puede vivir con ello y buscar un equilibrio. En una situación parecida se encuentra Dina Berman, que forma parte de Bat Kol, un grupo de mujeres religiosas gays en el que recuperó el sentimiento de pertenencia a una comunidad, ya que la sociedad ortodoxa de la que procede “no aprueba que sea lesbiana”.
Rose y Berman coinciden en que cada vez hay más entornos en los que pueden vivir libremente su identidad. “Jerusalén está creando una revolución ortodoxa”, asegura Rose. “Hay sinagogas donde la gente como nosotros puede ir y sentirse a gusto y hay rabinos que hablan de aceptar a la gente en un nivel más profundo. Está ocurriendo y somos parte de ello sólo por no renunciar a ser quienes somos”, afirma.
Decisión polémica: aceptan las uniones gay y la homosexualidad de los rabinos
El organismo más importante del judaísmo Masorti (conservadurismo judío), un movimiento mundial de esta religión, ha aceptado la ordenación de rabinos homosexuales y la celebración de compromisos entre personas del mismo sexo.
Esta decisión, que llega tras años de debate, fue denunciada por los más tradicionalistas de esta agrupación como un claro indicio de que este movimiento del conservadurismo judío había abandonado su compromiso de adherirse siempre a la ley judía, pero celebrado por otros como una muy esperada maniobra hacia la igualdad.
“Vemos esto como un gran paso adelante”, dijo Sarah Freidson, estudiante rabínica y copresidenta de Keshet en Nueva York, un grupo con ramificaciones en todo el mundo de estudiantes del Seminario de Teología Judía que presiona por el cambio y la diversidad sexual, según The New York Times.
De las tres resoluciones que se debían adoptar sobre la cuestión de los rabinos homosexuales, los 25 rabinos que conforman el comité legislativo de este organismo aprobaron una a favor, y votaron en contra de dos. De esta manera, el comité delegó en las sinagogas la misión de decidir si aceptan o rechazan rabinos homosexuales y celebran compromisos del mismo sexo.
“Creemos en el pluralismo”, dijo el rabino Kassel Abelson, presidente del panel del Comité sobre Ley Judía y los Estándares de la Asamblea Rabínica.
En protesta, cuatro rabinos conservadores dimitieron del comité legal, agregando que esta decisión viola la ley judía, o Halajá.
Fuente: Critica Digital