Sunday, May 24, 2009
El alcoholismo en el mundo gay
La discriminación los orilla a abrir grupos de AA a los que sólo acuden lesbianas y homosexuales
Rogelio les contaba lo bueno, lo malo y lo peor de las experiencias que pasaba con él, con su pareja. Pero no había alternativa: debía engañarlos. Así, frente a sus compañeros de Alcohólicos Anónimos, convertía su relato verídico en un cuento donde su novio era novia; de lo contrario sería rechazado y blanco de burlas.
Es el caso de Rogelio, pero también puede ser el de Israel, el de Alejandra, el de Jesús, el de Juan, el del transgénero Claudia, todos homosexuales quienes han tenido que lidiar ante la sociedad con sus dos anonimatos: el de ser alcohólicos y de gustar del mismo sexo.
Decidieron dejar de beber y acudieron a grupos de autoayuda donde en general fueron relegados por ser homosexuales y hasta calificados en ocasiones por sus propios guías como personas con error de carácter.
Hoy todos ellos forman parte de uno de los tres grupos existentes de manera oficial en toda la República Mexicana de AA, que dentro de su autonomía aunque no rechazan la presencia de heterosexuales, son conformados esencialmente por gays y lesbianas.
Ubicado en la calle de Gante en el centro de la ciudad de México, “Vida en libertad” cumple el próximo 2 de julio su primer aniversario, hecho que lo convierte en el grupo más joven de doble A con estas características, luego de “Voz Interior” y “Cálamo” con 16 y 22 años de existencia, respectivamente.
A “Vida en libertad” acuden sus miembros sin ninguna atadura mental a exponer ante los iguales los problemas que en su vida ha causado su forma de beber y la implicación que ha tenido el ser homosexuales.
“En medio de la promiscuidad que se considera entre comillas normal en un ambiente homosexual, del peligro de contagiarte de enfermedades de transmisión sexual, así como del rechazo social y sentir la lejanía de un Dios que no me aceptaba como soy, creó en mí una gran culpa que mitigaba con el alcohol”, acepta Israel.
“La gran mayoría de la gente gay llega al alcoholismo como consecuencia del rechazo que la sociedad nos expresa y de la misma no aceptación de nosotros mismos”, dice Rogelio.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad Autónoma de México (UAM) llamado “Efectos de la violencia y la discriminación en la salud mental de bisexuales, lesbianas y homosexuales de la ciudad de México”, reveló que uno de cada cinco bisexuales y homosexuales (hombres y mujeres) presentan riesgo de tener alcoholismo.
Las cifras de ese análisis muestran que en los varones bisexuales y homosexuales la frecuencia del alcoholismo fue de 17 por ciento, mientras que en las mujeres bisexuales y lesbianas ascendió a 21 por ciento en un universo de 506 entrevistas.
El estudio fue realizado en junio de 2007 por los maestros Luis Ortiz Hernández y María Isabel García Torres, del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco, quienes consideraron alarmante el fenómenos pues la frecuencia de alcoholismo presentada por las mujeres bisexuales y homosexuales encuestadas es siete veces mayor a la reportada en otros grupos de mujeres.
Más allá de las cifras, los homosexuales que se han reconocido alcohólicos y asisten a doble A, explican, con su experiencia de cuando eran adictos hace años, que en sus fiestas o reuniones el alcohol y las drogas abundan al igual que en una reunión de heterosexuales, pero con ingredientes físicos y psicológicos especiales.
“Crees que es un mundo perfecto porque te deshinibes por completo y eres aceptado, existe tanta culpa que crees que te mereces lo peor entonces te fugas en la adicción. En el alcohol te sientes tu sin rechazos, no existe miedo a nada”, dice Jesús.
Los militantes de “Vida en libertad” aseguran que el desconocimiento del mundo gay hace que el rechazo se presente hasta en los grupos de AA, donde algunas personas son tajantes al procurar que no se hable del tema.
No obstante, Jorge comenta entre risas que las vomitadas y ridículos son los mismos sin importar qué eres. Fuente: El Universal
Rogelio les contaba lo bueno, lo malo y lo peor de las experiencias que pasaba con él, con su pareja. Pero no había alternativa: debía engañarlos. Así, frente a sus compañeros de Alcohólicos Anónimos, convertía su relato verídico en un cuento donde su novio era novia; de lo contrario sería rechazado y blanco de burlas.
Es el caso de Rogelio, pero también puede ser el de Israel, el de Alejandra, el de Jesús, el de Juan, el del transgénero Claudia, todos homosexuales quienes han tenido que lidiar ante la sociedad con sus dos anonimatos: el de ser alcohólicos y de gustar del mismo sexo.
Decidieron dejar de beber y acudieron a grupos de autoayuda donde en general fueron relegados por ser homosexuales y hasta calificados en ocasiones por sus propios guías como personas con error de carácter.
Hoy todos ellos forman parte de uno de los tres grupos existentes de manera oficial en toda la República Mexicana de AA, que dentro de su autonomía aunque no rechazan la presencia de heterosexuales, son conformados esencialmente por gays y lesbianas.
Ubicado en la calle de Gante en el centro de la ciudad de México, “Vida en libertad” cumple el próximo 2 de julio su primer aniversario, hecho que lo convierte en el grupo más joven de doble A con estas características, luego de “Voz Interior” y “Cálamo” con 16 y 22 años de existencia, respectivamente.
A “Vida en libertad” acuden sus miembros sin ninguna atadura mental a exponer ante los iguales los problemas que en su vida ha causado su forma de beber y la implicación que ha tenido el ser homosexuales.
“En medio de la promiscuidad que se considera entre comillas normal en un ambiente homosexual, del peligro de contagiarte de enfermedades de transmisión sexual, así como del rechazo social y sentir la lejanía de un Dios que no me aceptaba como soy, creó en mí una gran culpa que mitigaba con el alcohol”, acepta Israel.
“La gran mayoría de la gente gay llega al alcoholismo como consecuencia del rechazo que la sociedad nos expresa y de la misma no aceptación de nosotros mismos”, dice Rogelio.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad Autónoma de México (UAM) llamado “Efectos de la violencia y la discriminación en la salud mental de bisexuales, lesbianas y homosexuales de la ciudad de México”, reveló que uno de cada cinco bisexuales y homosexuales (hombres y mujeres) presentan riesgo de tener alcoholismo.
Las cifras de ese análisis muestran que en los varones bisexuales y homosexuales la frecuencia del alcoholismo fue de 17 por ciento, mientras que en las mujeres bisexuales y lesbianas ascendió a 21 por ciento en un universo de 506 entrevistas.
El estudio fue realizado en junio de 2007 por los maestros Luis Ortiz Hernández y María Isabel García Torres, del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco, quienes consideraron alarmante el fenómenos pues la frecuencia de alcoholismo presentada por las mujeres bisexuales y homosexuales encuestadas es siete veces mayor a la reportada en otros grupos de mujeres.
Más allá de las cifras, los homosexuales que se han reconocido alcohólicos y asisten a doble A, explican, con su experiencia de cuando eran adictos hace años, que en sus fiestas o reuniones el alcohol y las drogas abundan al igual que en una reunión de heterosexuales, pero con ingredientes físicos y psicológicos especiales.
“Crees que es un mundo perfecto porque te deshinibes por completo y eres aceptado, existe tanta culpa que crees que te mereces lo peor entonces te fugas en la adicción. En el alcohol te sientes tu sin rechazos, no existe miedo a nada”, dice Jesús.
Los militantes de “Vida en libertad” aseguran que el desconocimiento del mundo gay hace que el rechazo se presente hasta en los grupos de AA, donde algunas personas son tajantes al procurar que no se hable del tema.
No obstante, Jorge comenta entre risas que las vomitadas y ridículos son los mismos sin importar qué eres. Fuente: El Universal
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